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Frescura de Rioja

Sierra de Toloño, Laventura y Barbarot, en el club de catas de lomejordelvinoderioja

Alberto Gil

Logroño

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Sábado, 1 de julio 2017, 18:50

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Ni mejores ni peores. Simplemente visiones diferentes de entender el amplísimo paraguas de Rioja. Vinos frescos, con los viñedos y las uvas como protagonistas, elaborados con escasos medios, casi artesanalmente, y con las ideas y la experiencia que jóvenes viticultores atesoran y amplían cada vendimia. Fue la propuesta que Sandra Bravo (Sierra de Toloño), Bryan MacRobert (Laventura Wines) y Bárbara Palacios (Barbarot Wines) presentaron en el club de catas de lomejordelvinoderioja.com

  • Sierra de Toloño Sierra de Toloño Blanco 2016: 9,5 euros PVP | Sierra de Toloño Tinto 2016 9,5 euros PVP

  • Laventura Wines Laventura Viura 2014: 13,5 euros PVP | Laventura Tinto 2014: 15,3 euros PVP

  • Barbarot Wines Puppy Barbarot 2015: A la espera de salir al mercado | Barbarot 2014: 21 euros PVP

Emprender es difícil; en el sector del vino español, con 4.150 bodegas, todavía más; y en Rioja, con 600 bodegas y elevados costes de producción, especialmente en el caso de la compra o el arriendo de viñedo, es una auténtica aventura. Es en la que están metidos estos tres jóvenes que hace poco más de un año recibieron la llamada de unos amigos, más consolidados (Exopto, Olivier Riviere, Artuke y Alegre y Valgañon) para formar Rioja &Roll.

Mucho ruido han hecho desde entonces y han logrado abrirse un hueco en el panorama mediático y comercial del vino: «Éramos invisibles», confesaron ayer estos jóvenes viticultores, «pero entendimos que juntos podíamos hacer más que cada uno por nuestro lado».

La cata

Sandra Bravo (Sierra de Toloño) estudió enología en la UR. De aquí partió a la aventura en bodegas del Nuevo Mundo y del Viejo hasta recalar en Priorato, donde el sol aprieta a los viñedos hasta casi la extenuación cada vendimia. Después de varios años aprendiendo decidió regresar a casa: «Mis padres no se dedican a esto, así que tuve que empezar de cero». «Me enamoré de la zona de Rivas de Tereso y Labastida porque encontré una tipicidad auténtica de Rioja, mineralidad en los suelos y, sobre todo, la frescura para elaborar los vinos que me gustan: justos de concentración y justos también de barrica». Sandra Bravo, que elabora de alquiler en Villabuena (el pueblo con más bodegas por metro cuadrado) y controla y cultiva 8,5 hectáreas a los pies del Toloño, presentó sus dos vinos 'esenciales' (unas 30.000 botellas en total): Sierra de Toloño Blanco 2016 y Sierra de Toloño Tinto 2015. Viura, el primero, y tempranillo, el segundo, con la frescura como denominador común y con una tenue y muy ligera madera de fondo: «Aunque trabajo con diferentes materiales, hormigón, barricas, ánforas..., diría que la labor en bodega es muy sencilla pero, si no hay buena uva detrás, no hay nada en estos vinos».

Bryan MacRobert (Laventura Wines) emprendió un viaje más largo hasta recalar en Rioja. Hijo de una familia de viticultores en Sudáfrica comenzó a elaborar allí, un país con muchas zonas vitícolas y, la suya concretamente, con un clima mediterráneo cálido apto para variedades como la garnacha a la syrah. «Rioja es una zona templada, que permite hacer vinos con acidez natural y potencial de guarda». «Aunque yo estoy empezando -añadió- mi idea es hacer ese tipo de vinos de largo recorrido». De momento, MacRobert ha comprado 1,4 hectáreas, un viejo viñedo entre Laguardia y Elvillar que, después de tres años de preparación, acabará dando un vino parcelario de Laventura en el futuro cercano. También ha adquirido un pequeño pabellón de 300 metros en el Polígono de Cantabria, donde elabora sus vinos, apenas 30.000 botellas de Laventura, donde reúne todo: depósitos de vinificación, barricas, botellero, laboratorio... «Lo importante de Rioja son los mil suelos, los mil microclimas y los mil suelos..., no donde haces el vino», explicó.

Laventura Blanco 2014 es un blanco de viuras viejas: «Me gusta la acidez natural y la mineralidad; para mí, la viura es un gran variedad que, sin ser una explosión aromática como la verdejo o la sauvignon blanc, para mí está a la altura de los grandes chardonnays por su potencial de envejecimiento». Laventura Tinto 2014 fue la segunda añada de Bryan en Rioja, con tempranillo de Rioja Alavesa dominante, pero también con un 10% de garnacha de La Rioja Alta y otro tanto de La Rioja Baja: «Me gusta la garnacha y trabajar con distintas zonas de Rioja». «Con 65.000 hectáreas hay todo un mundo por delante para conocer».

Bárbara Palacios (Barbarot Wines) proviene de una conocida saga de bodegueros. Antonio, su padre, plantó en 1990 un viñedo de merlot experimental a los pies de los riscos de Bilibio en Haro: «Quería esas uvas para completar los mejores vinos de Palacios Remondo, pero luego acabamos haciendo un nuevo proyecto en torno a este viñedo y a tempranillos que plantamos en 1999». Bárbara había trabajado la merlot en Saint Emilion y se encontró con esta uva en su casa que, en cualquier caso, aportan un porcentaje minoritario a sus vinos: «No más del 20%, pero está ahí y plenamente adaptado».

La viticultora, que elabora en una pequeña nave de Briones, presentó en primicia la cata Puppy (Cachorro) Barbarot 2015, una referencia expresa a su perro, Merlot, compañero de fatigas: «Empezamos con un vino, Barbarot, que por las características de la zona, necesita largas crianzas en madera y en botella y, una vez que ya entendemos que lo hemos consolidado, hemos empezado a elaborar un vino de más rotación, pensado para barras e incorporando también uva de los nuevos viñedos de tempranillo que estamos plantando». Fresco, sencillo y directo en la cata, dejó luego paso a Barbarot 2014, el 'hermano mayor', más complejo, profundo y, como bien sabe la bodeguera que se afina en la botella con el paso de los años: «Pero hay que vender para poder seguir en esta rueda..., porque la inversión no para».

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