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Viaje a través del tiempo

  • Bodegas Urbina, en el club de catas de lomejordelvinoderioja | Pedro Benito enfrenta la elaboración más clásica con la moderna en una cata brillante con discurso y la personalidad del viñedo de una de las zonas más frías de Rioja

“Los vinos de Rioja por naturaleza son finos, con una maduración lenta que, en la zona noroccidental es más patente; ésa es la regla principal que seguimos en Urbina”. Así definió Pedro Benito la filosofía de una bodega que mantiene una personalidad y una identidad propia y que, a la contra de los sucedido en las últimas dos décadas en el sector, saca sus vinos al mercado después de muchos años de estancia en bodega.

  • Cata de Bodegas Urbina

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Pedro Benito cerró el miércoles por la noche la temporada de catas del club de lomejordelvinoderioja, que ha permitido a los aficionados viajar por distintas comarcas con pequeños proyectos que recuperan la identidad de los vinos de pueblo, de finca y parcela y que, con el broche propuesto por Bodegas Urbina, permitió también a los asistentes viajar también a través del tiempo.

En este sentido, el bodeguero de Cuzcurrita enfrentó la elaboración clásica de la marca Urbina en una cata de vinos por parejas frente a la nueva gama Salva (que hace referencia al bisabuelo de la saga de viticultores), en la que la fruta primaria y la intensidad son las notas dominantes: “Prácticamente, estamos hablando de los mismos vinos, que salen ahora al mercado como Salva y que volverán a lanzarse como Urbina dentro de unos cuantos años después de un largo tiempo de estancia en botella y en depósitos”, avanzó Benito. “Es como cuando vas a un restaurante y pides el solomillo: la mejor materia prima poco, al punto o muy hecha”.

La cata

Bodegas Urbina elabora únicamente uvas de sus 60 hectáreas de viñedo, unas 200.000 botellas anuales y en un 95% del entorno de Cuzcurrita. Vinos de pueblo, de una de las zonas más frías de Rioja y con una personalidad clara que responde también al carácter del propio autor: vinos pausados, tranquilos para tomar relajados, como las propias explicaciones de uno de los mejores comunicadores con que cuenta actualmente el vino de Rioja.

Urbina Crianza 2009 y Salva Crianza 2011 fueron la primera pareja de cata. Prácticamente el mismo vino, con un poco más de roble francés aunque también mayoritariamente americano para el segundo, pero con diferentes tiempos de 'cocción': “Ambos estuvieron un año en barrica, pero el Salva sólo un año en botella mientras que el Urbina ha estado tres”. En ambos casos, los vinos, como toda la gama, pasan largas temporadas en depósito de acero inoxidable: “No hemos inventado nada, pero, de la misma forma que un vino en mágnum envejece mejor que en una botella convencional porque evoluciona menos, cuanto mayor es el depósito que contiene el vino mejor se conserva”, explicó Pedro Benito. “Es lo que hace Vega Sicilia, con su Único, que pasa diez años en una tina grande antes de ser embotellado, y a nosotros nos permite estabilizar los vinos y eliminar los sedimentos sin clarificados ni filtrados, siguiendo la filosofía Urbina de intervenir lo menos posible en campo y en bodega”. Sobre los gustos, pues eso, como el solomillo: hay quien optó por el carácter más joven y frutal y quienes, incluido el cronista, se inclinaron por la finura del Urbina 2009.

La siguiente pareja ahonda en las diferencias: Salva Reserva 2010 y Urbina Reserva Especial 1997. “Estamos para ofrecer felicidad y tenemos por un lado un vino fresco, en su primera etapa de vida y un vino mucho más delicado, con ese bouquet que ha caracterizado los históricos de Rioja hasta finales de los años 70 del siglo pasado”. De nuevo en el auditorio, división de opiniones: “El Salva será dentro de 13 años el Urbina Reserva Especial 2010, pero de momento, el que quiera ya lo puede disfrutar en su juventud”. La acidez natural de la comarca sujeta a la perfección ambos vinos que, evidentemente, muestran perfiles casi opuestos, pero con elegancia y finura, primaria en el primer caso y terciaria en el segundo.

Urbina Reserva Especial 2001 es un exponente de la magia de aquella cosecha. Redondo, equlibrado, elegante, muy rico aromáticamente y delicado y Urbina Gran Reserva 1994 es una nueva vuelta de tuerca hacia esos grandes vinos que explica por qué Rioja es una de las grandes regiones vitícolas del mundo [el mejor de la cata para el que escribe]: “En España se hacen grandes vinos en muchas zonas, pero sólo Rioja ha sido históricamente capaz de garantizar un buen envejecimiento, como sucede en Borgoña, Burdeos o Barolo, y por eso son las regiones históricas porque antes, sin carreteras ni transporte, únicamente los vinos que se podían guardar servían para comerciar”.

Y, finalmente, los precios: entre 8 y 9 euros para los crianzas, 17 para los reservas y 21 para el gran reserva que, después de 22 de guarda en la bodega, apenas supone un euro al año por el 'garaje': “Evidentemente, si no tienes una historia y una tradición detrás en este tipo de elaboraciones, sería imposible plantear un negocio así con una nueva bodega”, concluye Pedro Benito

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