Probablemente no haya mejor ocasión para entender, y disfrutar, del concepto de vino de finca que lograr una de las cincuenta plazas que se ponen a la venta en Internet (seis euros por persona para los primeros inscritos en www.lomejordelvinoderioja.com) para la cata que Lauren Rosillo, director técnico de Familia Martínez Bujanda, protagoniza el próximo 2 de marzo.
Tres viñedos singulares, de regiones vitícolas tan distantes como distintas, es el menú que Lauren Rosillo propone a los aficionados, con Finca Valpiedra (Rioja), Finca Montepedroso (Rueda) y Finca Antigua (La Mancha) como extraordinarios condimentos. Familia Martínez Bujanda es una histórica familia bodeguera de Rioja que, tras inaugurar Finca Valpiedra en 1999, continuó explorando terruños para elaborar vinos capaces de reflejar la personalidad de los viñedos donde se asientan. Así nacieron los proyectos Finca Antigua (La Mancha) y unos años después Finca Montepedroso (Rueda): «Comenzaremos la cata en un extremo, con el blanco de Finca Montepedroso, seguiremos por las dos referencias de Rioja y nos iremos de nueva a una viticultura extrema con otros dos vinos de Finca Antigua», avanza el enólogo.
Finca Montepedroso es el proyecto más reciente de Familia Martínez Bujanda (2012). Sobre una meseta a 750 metros de altitud en el mismo municipio de Rueda, Lauren Rosillo elabora un único vino del mismo nombre, un varietal de verdejo que ahonda en la autenticidad y rusticidad de este uva: «El vino no toca la madera, pero hacemos una crianza en depósito trabajando mucho las lías con lo que tiene una magnífica evolución en botella», explica el enólogo. «De hecho -continúa-, la propuesta para la cata es comparar la evolución de nuestro primer Finca Montepedroso, de la añada 2010, con el de la última cosecha, el 2016».
Finca Valpiedra es un espectacular paisaje vitícola sobre uno de los grandes meandros del Ebro entre Cenicero y Fuenmayor. Un suelo de aluvial dispuesto en terrazas sobre el río, marcado por la pobreza del mismo y la peculiaridad de los cantos rodados, junto con un microclima condicionado por la cercana Sonsierra y el Ebro, definen el perfil de los dos vinos que Familia Martínez Bujanda elabora en su bodega de Rioja: Cantos de Valpiedra y Finca Valpiedra.
Lauren Rosillo presentará el Cantos de 2013, un vino de una de las añadas más difíciles, y el Finca Valpiedra 2010, de una de las mejores cosechas y más 'fáciles'. «Trabajamos viñedos de finca, es decir, cada cosecha nos enfrentamos a situaciones diferentes marcadas por la climatología con el objetivo de hacer los mejores vinos posibles pero que reflejen la identidad del paisaje», apunta Rosillo. Así, en el 2013, la propiedad decidió no embotellar Finca Valpiedra, con lo que el Cantos, el segundo vino de la casa, se vio directamente beneficiado: «Tuvimos un rendimiento bajísimo y la selección que normalmente va para el reserva en este caso se quedó en el crianza». En este sentido, el auténtico elaborador de vino de finca trabaja sin 'red': la añada dicta. «La 2010, por el contrario, es una de las que mejores que me ha tocado vinificar: vinos con estructura y concentración, con una maduración perfecta y además con un grado alcohólico limitado, que es lo que buscamos en Familia Martínez Bujanda», explica Rosillo.
La cata concluirá en Los Hinojosos, donde a 900 metros de altitud, Familia Martínez Bujanda cultiva 420 hectáreas de viñedo en un atípico paisaje natural de monte manchego de casi 1.000 hectáreas. Una viticultura extrema, marcada por un extraordinario contraste térmico entre invierno y verano y entre el día y la noche, que da lugar a vinos muy singulares. Entre ellos, Clavis 2010, una gran añada también para Finca Antigua: «Es un vino de una parcela, Pico Garbanzo, de cuatro hectáreas donde conviven ocho variedades de forma desordenada y al que hacemos una larga crianza en roble francés de dos años y un mínimo de cinco en botella». Rosillo concluirá la cata dejando buen sabor de boca con el Moscatel Naturalmente Dulce de Finca Antigua, un vino que se asola (deseca) exponiendo los racimos nada más ser vendimiados al sol de justicia manchego, un dulce natural que «es como comer fruta fresca».