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En la variedad está el gusto

En la variedad está el gusto

Viña Ijalba presenta sus nuevos vinos, que insisten en la singularidad 'antiglobal' y dan un paso adelante gracias la madurez técnica y de los propios viñedos

ALBERTO GIL

Jueves, 1 de noviembre 2018

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La historia de Viña Ijalba empezó en el viñedo hace casi cincuenta años. Dionisio Ruiz Ijalba, empresario dedicado a la extracción de áridos, decidió reconvertir paisajísticamente las viejas canteras en viñedos según se iban agotando las gravas. El resultado son viñas hincadas sobre suelos pobres, 'reacondicionados' con toneladas de roca y de tierra, y que hoy son los cimientos de esta bodega familiar logroñesa: 90 hectáreas, buena parte de ellas en La Rioja Media, en el entorno de Logroño, y el resto en La Rioja Alta, en San Vicente y Bañares.

Los viñedos de Ijalba están alcanzando ahora su plena madurez, con una edad media de entre 25 y 28 años. Con el nacimiento de la bodega en 1991, la familia tuvo claro que debía nadar a 'contracorriente', con una extraordinaria apuesta por la investigación y plantación de variedades minoritarias como el graciano, que hoy en día marca la personalidad de buena parte de sus vinos hasta el punto de ocupar el 25% de la superficie de viñedo de la bodega. Luego vinieron las nuevas plantaciones de uvas experimentales de maturana tinta, maturana blanca y tempranillo blanco que, desde el origen en cultivo ecológico, han dado lugar a una de las colecciones de vinos más singulares que el miércoles por la noche presentó Pedro Salguero, director técnico de la casa, a los aficionados del club de lomejordelvinoderioja.com.

Ijalba acudió con la nueva imagen con que está en el mercado desde la primavera pasada, que agrupa en una colección los varietales y reorganiza el resto de familias de vinos, y que, especialmente, muestra ya esa madurez del viñedo y del propio Salguero como técnico, en la casa desde el año 2009: «Trabajamos 45 viñedos diferentes, por variedades pero también por zonas, con 45 vinificaciones distintas», explicó el enólogo. Ello da lugar a larguísimas vendimias (60 días en el 2016 y 45 días en este 2018) esperando las maduraciones óptimas de variedades con ciclos muy diferentes: «La clave está en elegir el momento óptimo de vendimia: para no pasarse ni quedarte corto, porque estas variedades no son tan 'agradecidas' en ese sentido como el tempranillo».

Vídeo. La 'nueva' Viña Ijalba, en el Club de Catas

La cata comenzó con Ijalba Tempranillo Blanco 2017, un vino con el que Salguero ha trabajado con diferentes viñedos, zonas y altitudes, y mucho en la bodega con distintas crianzas: «Lo pasamos un poquito por roble americano, un 15% del vino, y el resto lo trabajamos tres meses en hormigón con sus lías». El enólogo cree que la variedad «aporta mucho a la viura, porque tiene más potencia aromática, lo que la hace para nosotros muy interesante».

Ijalba Maturana Blanca 2017 fue uno de los mejores vinos de la noche: aromático, muy cambiante además, y denso y largo en la boca de una uva minoritaria de la que apenas hay plantadas 36 hectáreas en Rioja y siete de ellas son de Ijalba: «Para mí es la mejor variedad de blanco de Rioja, que sólo pueden superar algunas viejas viuras», aclaró Salguero. Sensacional el vino.

La cata

  • Ijalba Tempranillo Blanco 2016: 8 euros.

  • Ijalba Maturana Blanca 2016: 10,5 euros.

  • Ijalba Maturana Tinta 2016: 15 euros.

  • Ijalba Graciano 2016: 12,4 euros.

  • Ijalba Reserva 2014: 14 euros.

  • Ijalba Cuvée 2016: 11,95 euros.

Ijalba Reserva 2014 abrió la tanda de tintos, «el vino más 'Rioja' de la bodega» en palabras de su enólogo, que conjunta un 80% de tempranillo con un 20% de graciano, una uva que «es vital y diferencial para nosotros». Diferencias que se muestran en la copa, con una frescura y acidez que aporta graciano que, en la mayoría de Riojas 'clásicos' apenas llega a un 5%, y que da un recorrido y complejidad 'extra' a este vino.

Ijalba Cuvée 2016 es el nuevo vino que la bodega lanzó al mercado con el cambio de imagen. Hecho a la 'medida' de Pedro Salguero combina tempranillo (70%), graciano (20%) y maturana tinta (10%): «La clave del Cuvée es jugar con las variedades para que estén las tres presentes y ninguna domine a la otra». Un ejercicio de 'riesgo', como prácticamente todos en la bodega, y con un gran resultado: redondo en boca, con gran personalidad y riquísimo en matices.

Ijalba Maturana Tinta 2016 es otro vino muy 'delicado' de tratar. La variedad desborda estructura, muy lejos del tempranillo habitual de Rioja, y está más cercana a los cabernet o merlot bordeleses: «Lo elaboramos en tinas de roble, con solo diez meses de crianza y, de nuevo, el momento de vendimia es fundamental para no quedarse corto [puede dar mucho 'verdor'] ni pasarse [se va de grado]». Aunque Salguero lo trabaja como varietal para conocer, y mostrar, su potencialidad, la maturana tiene un gran futuro como complemento de tempranillo.

Ijalba fue la primera bodega que, a mediados de los noventa, sacó un varietal de graciano. Todo un reto para una uva que únicamente se utilizaba en pequeños porcentajes para ayudar al envejecimiento del tempranillo: «Necesitamos rendimientos bajos, viñedos de suelo de piedra que ayuden a madurar y también elegir el momento óptimo de vendimia para que esté maduro pero tampoco 'quemado'». El resultado, Ijalba Graciano 2016, un espectáculo de vino en la nariz y con una gran potencia que la Pedro Salguero consigue, con mucho trabajo en campo y bodega, limar sus 'aristas' naturales y redondearlo, aunque, eso sí, nunca será para un gusto mayoritario.

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