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José Miguel Martínez Zapater, en el centro, con el resto del equipo de investigación :: l. R.
«Conocer la mutación nos permitirá mejorar la variedad tempranillo blanco»

«Conocer la mutación nos permitirá mejorar la variedad tempranillo blanco»

José Miguel Martínez Zapater | Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino | El ICVV identifica la mutación del tempranillo blanco y abre la puerta a superar los 'defectos' de esta uva, que suma ya 800 hectáreas en Rioja

A. GIL

LOGROÑO.

Miércoles, 1 de noviembre 2017, 11:07

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A partir de una mutación natural en el sarmiento de una cepa de 'tempranillo tinto', localizada en 1988 en un viejo viñedo de Murillo de Río Leza, se identificó por primera vez una nueva variedad de uva, el tempranillo blanco, que, tras su aprobación como uva autorizada por el Consejo Regulador en el año 2007, está siendo una de las importantes apuestas de bodegas y viticultores de Rioja. Alrededor de 800 hectáreas de tempranillo blanco se han plantado ya en la DOC y el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) ha logrado identificar la causa que originó esta mutación espontánea: «Es un avance importante, sobre todo porque nos va a permitir mejorar la variedad y solucionar problemas como las dificultades de cuajado de los frutos que puede presentar con meteorologías adversas», explica José Miguel Martínez Zapater, director del ICVV y coordinador del grupo de trabajo que ha identificado la mutación.

- ¿En qué consiste el descubrimiento?

- Llevamos años trabajando con las variedades tempranillo tinto y blanco para identificar el defecto genético que causa la mutación y, gracias a la tecnología de secuenciación de genomas, hemos podido compararlos e identificar el defecto genético.

LAS FRASES «El clon que hay hoy en el mercado procede de un único suceso; si se pueden provocar, tendremos más» «Es un momento interesante para las variedades blancas y hacen falta nuevas»

- Muchas variedades blancas proceden de mutaciones...

- Efectivamente. Es el caso de la mazuelo, la garnacha o la pinot blancas..., que tienen también sus castas tintas. En el caso del tempranillo, además, hemos visto algo diferente, ya que es la primera mutación por cromotripsis que se identifica de forma natural en plantas. Es algo que anteriormente se había descrito en células animales o humanas, pero no se había identificado hasta ahora en las plantas.

- ¿Por qué se produce la mutación?

- Es espontánea. Las cepas de tempranillo llevan multiplicándose vegetalmente durante siglos. Se producen mutaciones con frecuencia aunque en la mayoría de los casos no son observables porque no llaman la atención.

-¿Y tendrá aplicaciones prácticas el descubrimiento?

- Sí, tenemos información de la compleja reorganización del genoma del tempranillo y podremos tener más líneas de tempranillo blanco. El clon que hay en el mercado procede de un único suceso original. Es importante buscar o provocar otros sucesos y conocer la causa facilita este proceso. Por ejemplo, uno de los problemas del tempranillo blanco es que la floración y el cuajado son más sensibles a las condiciones meteorológicas. En condiciones normales tiene una buena fertilidad pero cuando son adversas es propenso al millerandage o a defectos del cuajado. Ahora, ya trabajamos en nuevas líneas de tempranillo blanco para superar estos problemas.

- ¿Tiene recorrido la variedad tempranillo blanco?

- Sí, creo que es una variedad muy interesante, con un potencial aromático que no tienen otras de Rioja. Entre sus principales virtudes, por supuesto, está su nombre y también que el viticultor está acostumbrado, ya que tiene un comportamiento similar al tempranillo tinto. Es un momento interesante para las variedades blancas en el mundo del vino y hacen falta nuevas. Aragón ya lo ha registrado en su catálogo y, aunque su extensión depende de las denominaciones de origen, podía ser una apuesta en el futuro en otras zonas españolas. Ahora bien, necesitamos distintos clones y ahora podemos trabajar en ello.

- ¿Hasta donde puede llegar la tecnología?

- Es difícil decirlo. El genoma de la vid se identificó en el 2007 y desde entonces todo va muy rápido. Aquella investigación tuvo un coste de diez millones de euros y ahora, por unos 600 euros, podemos secuenciar clones de tempranillo, de garnacha o cualquier variedad. En la vid, como en la especie humana, esta tecnología ofrece enormes posibilidades.

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