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¿Cómo se cata un vino? (VÍDEO)

  • José Ramón Jiménez, 'El educador en vinos', nos explica de forma clara y concisa cómo hay que probar un caldo. Así explicado, no parece tan difícil

Un restaurante. Un grupo de amigos. Uno de ellos llama al camarero para pedirle la bebida: "Dos cañas y de vino, este", le dice señalando uno de la carta. Minutos después el camarero trae la botella, la abre, se la sirve y espera paciente con ella en la mano a que pruebe el vino. Risas nerviosas en la mesa y el amigo que hace algo parecido a mover la copa, oler y beber y le da el okey casi sin probarlo. ¿Quién no ha vivido esta situación?

En lomejordelvinoderioja.com estamos decididos a que este momento deje de resultar incómodo y para ello llevamos varias semanas respondiendo en nuestra sección 'Saber de vino' a preguntas básicas del mundo vitivinícola como ¿cómo se clasifica el vino de Rioja?, ¿qué tipos de uva se utilizan?, ¿a qué temperatura se debe beber el vino?, etc.

Una vez que tenemos interiorizados estos conceptos toca dar un paso más y enfrentarnos a una pregunta que puede asustar, pero que gracias a los consejos de José Ramón Jiménez, 'El educador en vinos', va a resultar sencilla, concreta y clara: ¿Cómo se cata un vino? Vamos a por ello. Paso a paso y sin miedo.

La vista

Con la vista vamos a reconocer los colores y con ello se puede saber la edad del vino. Para ello, hay que tumbar la copa con la base hacia nuestro pecho y fijarse en la parte de arriba, el centro y los costados del líquido. Más oscuros, más viejos en vinos blancos y lo contrario en vinos tintos.

El olfato

Primero, a copa parada olemos profundamente los aromas primarios. Nos da el aroma de la uva, del primer proceso del vino. "A partir de ahí hay que intentar buscar a qué nos recuerda", explica Jose Ramón. Después hay que mover el vino en círculos para que se oxigene y sacarle más aromas. "Aquí lo que sacamos son los aromas secundarios, los que se generan en la elaboración", explica.

El gusto

Llega el momento de la cata y lo que hay que hacer es sorber el vino, "como si fuera un espagueti o una pajita". Para poder identificar sabores, hay que situarlos en nuestra boca: dulce, en la punta de la lengua; salado, en los costados; acidez, a los lados pero en la parte posterior de la lengua; y amargor de la campanilla hacia atrás. "En el blanco es más potente la acidez, por eso se sirve frío, para potenciar los sabores y no el alcohol". En el rosado también hay acidez, pero al tragarlo se nota cierta aspereza en la lengua y en el paladar, eso es porque hay uva tinta y aparecen los taninos, que secan la saliva: es astringente. En el tinto hay menos acidez y la sensación es más áspera, ya que ha estado más en contacto con la piel y ha cogido todo el tanino.

La teoría ya la tenéis. Ahora, todos a la práctica.