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Las bodegas quieren plantar 2.000 hectáreas en Rioja en tres años para aceptar un acuerdo

Emilio Barco, director del estudio 'Las posibilidades de crecimiento de la superficie de viñedo de la DOC Rioja', en la presentación del pasado jueves al sector en el Consejo Regulador. :: l.r.
Emilio Barco, director del estudio 'Las posibilidades de crecimiento de la superficie de viñedo de la DOC Rioja', en la presentación del pasado jueves al sector en el Consejo Regulador. :: l.r.
  • El sector comienza a negociar la nueva OCM, con el riesgo de liberalización si no hay pacto antes del día 1 de noviembre

Bodegas y productores de Rioja afrontan, en un plazo máximo de dos semanas, una de las decisiones más trascendentes de las últimas décadas de su historia reciente: pactar el ritmo de crecimiento de masa vegetal para los próximos tres años bajo la amenaza de liberalización si no hay un acuerdo antes del 1 de noviembre. En este sentido, la nueva OCM liberalizadora del sector del vino (2016/2030) dejó sólo un resquicio a las denominaciones de origen para seguir gestionando el potencial vitícola: un acuerdo mayoritario de los operadores que, por un periodo máximo de tres años, ponga límites al crecimiento del viñedo ante un «claro riesgo de devaluación de la denominación de origen».

Si existe o no ese riesgo, queda a criterio final del Ministerio de Agricultura -las comunidades autónomas dejan de ser competentes-, pero, de momento, bodegas y productores de Rioja deben ponerse de acuerdo en qué cifra de hectáreas va a crecer la Denominación en los próximos tres años. Si no hay pacto, el Ministerio autorizará para el año próximo 9.600 hectáreas de nueva plantación para toda España (el 1% de la masa vegetal actual) sin cupos regionales -se hincarían donde haya mayor demanda- y, además, se abriría la puerta a las replantaciones de viñedo sin control en todos los territorios en que no se hayan puesto limitaciones: es decir, un viticultor o una bodega de Valdepeñas, por ejemplo, podría plantar en Rioja arrancando en origen con la única condición de tener disponible la tierra. Un escenario que, a priori, nadie desea porque supondría en la práctica la liberalización de plantaciones.

Bodegas y sus condiciones

Son las bodegas del Grupo Rioja, la organización mayoritaria -sin visto bueno no es posible ningún acuerdo al aglutinar casi el 80% de la representación del sector comercial- las únicas que, de momento, ponen una cifra concreta sobre la mesa: «Nuestro punto de partida pasa por un crecimiento mínimo del 1% anual para el trieno [casi 2.000 hectáreas en el periodo], ya que, a la vista del informe presentado el pasado jueves, hay una necesidad clara de materia prima», sostiene José Luis Benítez, gerente de la asociación. El estudio, del que dio cuenta Diario LA RIOJA el pasado viernes, establecía diferentes escenarios de aumento de masa vegetal, desde el mínimo del 0,1% sobre la superficie actual y de hasta el 3% [ver información adjunta], pero en todos los casos es necesario acompañarlos de un crecimiento de las ventas para evitar desequilibrar el funcionamiento de la Denominación.

Cualquier decisión no afectará en los primeros años -los viñedos tardan tres en entrar en producción-, pero sí será trascendente en los siguientes: «La única realidad es que hay que vender más vino porque por comercializar menos no se vende mejor». «Nosotros -continúa- contemplamos ese escenario de aumento de las ventas; nada se desequilibraría si se crece a un ritmo del 1% anual y este año estamos incluso en tasas interanuales del 2%». «Está claro -continúa- que es necesario más masa vegetal en Rioja».

Íñigo Torres, gerente de las bodegas de ABC, no apunta, al menos de momento, cifras: «Para nosotros -explica- es más importante aprovechar para redefinir el modelo que si se aumenta el 0,5% ó el 1% anual». Torres tiene claro que «sí hace falta más masa vegetal para no esforzar más los rendimientos». ABC pretende además que el Consejo Regulador determine la idoneidad de suelos en los que se pueda plantar el nuevo viñedo, eliminando aquellos de 'huerta' y condicionar también los planes de reestructuración de viñedo futuros: «Hay que trabajar por una viticultura de calidad y, sin arrancar nada de lo que hay, sí hincar el nuevo viñedo en las zonas más aptas y no en cualquier lado».

Los productores

El sector productor, lógicamente, es más reacio a las nuevas plantaciones, aunque sí consideran todos que hay que alcanzar un acuerdo: «Si no somos capaces, ya podemos irnos a casa...», afirma Fernando Ezquerro, presidente de la Federación de Cooperativas de La Rioja (Fecoar).

Ezquerro elude poner cifras de crecimiento hasta celebrar una asamblea con sus asociados pero pide «generosidad» al conjunto del sector: «Si hay escasez de vino a corto plazo también se puede trabajar con los rendimientos de producción, como este año, y de transformación», explica. «Las posturas no están cercanas -continúa-, pero debemos hacer un esfuerzo y pensar que ya hay 2.000 hectáreas, sobre todo de blanco, que llegan ahora, al margen de lo que se negocie en el acuerdo, y no tenemos ni siquiera una política clara sobre cómo vamos a vender ese vino».

En este sentido, el presidente de Fecoar insiste en que «si se planta y no se vende el daño es irreparable y, si falta vino, se puede ser generoso en los rendimientos de campaña, por lo que nuestra postura es limitar al máximo las nuevas plantaciones».

No difieren demasiado los argumentos de la organización agraria mayoritaria ARAG-Asaja. José Antonio Torrecilla señala que «nos jugamos el equilibrio, los precios y el futuro de la Denominación de Origen, así que un 'acuerdo regular' es mejor que un desacuerdo». En cualquier caso, Torrecilla, que descarta por el momento ofrecer una cifra máxima de tolerancia, advierte de que «Asaja hará un esfuerzo, pero no vamos a 'entregarnos' a las bodegas».

José Luis Pisón, vocal del Consejo Regulador de la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR), aclara que la postura oficial se concretará la semana que viene en una comisión del vino del sindicato, pero sí avanza que «no queremos crecer en absoluto, es decir, el mínimo posible por ley, ya que los riesgos de desequilibrio son importantísimos si flaquean las ventas».

Eusebio Fernandez, secretario general de UPA-Rioja, coincide en el riesgo: «Hay que ser muy prudentes y, por encima del 0,2% [unas 300 hectáreas en tres años], tendríamos seguro problemas». Fernández es consciente de que «la falta de acuerdo es el peor escenario posible», pero advierte de que «no será a cualquier 'precio'». El líder de UPA es también partidario de «jugar con los rendimientos en caso de necesidad porque hay muchos cambios, desde legislativos a las nuevas hectáreas de blanco ya autorizadas como para precipitarnos a la primera de cambio».