lomejordelvinoderioja

En la encrucijada

Agustín Santolaya, Juan Luis Cañas, Abel Mendoza y Miguel Ángel de Gregorio, con Alberto Gil, en el debate organizado por Diario LA RIOJA. :: mIGUEL HERREROS
Agustín Santolaya, Juan Luis Cañas, Abel Mendoza y Miguel Ángel de Gregorio, con Alberto Gil, en el debate organizado por Diario LA RIOJA. :: mIGUEL HERREROS
  • El modelo de Rioja empieza a hacer agua y se alzan voces, y no solo secesionistas, que reclaman una diferenciación

No es la primera vez que Rioja llega a una encrucijada. A lo largo de su historia, bodegas y viticultores han tomado decisiones, más o menos traumáticas, en momento decisivos y todo parece indicar que en la actualidad se ha llegado a uno de ellos.

Diario LA RIOJA reunió a cuatro bodegueros/viticultores de prestigio, cada uno con modelos de negocio diferentes y que en los años 90 fueron artífices de la renovación, de la vuelta al viñedo, que reclamaban los mercados.

Aunque ajenos totalmente a cuestiones políticas, los cuatro coinciden en que el modelo actual -un paragüas único con las menciones tradicionales de calidad (crianza, reserva y gran reserva) como único factor diferencial de los vinos- está agotado.

El reconocimiento de singularidades, bien por una nueva clasificación geográfica (vinos de pueblo, de finca) bien por un compromiso real por la viticultura de calidad (protección del viñedo viejo y control real de rendimientos de producción), está en la mente de todos ellos para diferenciar a diferentes operadores de un sistema, que, si bien ha tenido un éxito extraordinario, ha tocado o está tocando techo.

El quiz de la cuestión es cómo seguir garantizando la convivencia de vinos a cuatro euros con otros de doce o quince, distinguidos en ambos casos con la misma contraetiqueta de reserva y sin más diferenciación.

A la vista de las manifestaciones de los participantes en el debate, Rioja tiene un problema y quien no quiera verlo deberá taparse los ojos: «Rioja es un denominación enferma»; «gobiernan exclusivamente los litros»; «tenemos riesgo de convertirnos en el low cost del mundo del vino»...

Son titulares, y más viniendo de quienes vienen, como para pensar en que el modelo se resquebrajará si no se toman medidas.

Riesgo rupturista

Con la decisión de Artadi de abandonar la DOC Rioja a finales de año de fondo, ninguno de los participantes se plantea formar parte de un movimiento rupturista o secesionista, al menos por el momento: «No soy partidario de rupturas, pero es cierto que sin cambios Rioja es insostenible», asegura el bodeguero alavés Juan Luis Cañas.

Miguel Ángel de Gregorio no niega que hay un riesgo latente: «De seguir así, sin tomar medidas, habrá otros que adopten decisiones similares porque esto, además de un negocio, también implica corazón e ilusiones».

Tampoco difiere del diagnóstico Agustín Santolaya (Bodegas Roda), quien advierte de que son los Riojas baratos quienes hoy hunden en los mercados la imagen de los vinos que precisamente abrieron camino en la exportación a base de calidad, trabajo y prestigio: «No hay por qué renegar de Rioja, también la hemos hecho nosotros; el problema es que hoy está enferma, aunque, con no demasiados cambios, podríamos ser de los mejores del mundo».

Abel Mendoza, desde el punto de vista de un viticultor de San Vicente, reclama apoyo para los que empiezan sin medios a demostrar su talento: «No les estamos ayudando, hay otras realidades, otras singularidades, diferentes modelos de vida que se están obviando y, desde luego, serán estos jóvenes los que se enraícen en el territorio y no los grandes grupos vitivinícolas que hoy están y mañana veremos».

Las opiniones completas de los cuatro protagonistas, en las siguientes páginas.