La DOCa Rioja garantiza las características de autenticidad y calidad de cada botella que lleve una de las cuatro contraetiquetas o precintas existentes para las respectivas categorías de vino. Se aplica para ello una de las normativas más restrictivas del mundo y hay establecido un proceso constante de calificación, tanto por medio de análisis como de cata, que asegura la alta calidad del vino desde la producción hasta la comercialización.
Todos los vinos de Rioja se someten a un examen analítico y organoléptico que determina si el vino elaborado merece o no la Denominación de Origen Calificada. Este control es clave dentro del sistema de garantías de calidad y autenticidad que el Consejo ofrece a los consumidores. La puesta en marcha de este sistema comenzó en 1985, mucho antes de que la legislación obligara a ello. Esta calificación previa para tener derecho al amparo de la Denominación influyó en la mejora de las técnicas de elaboración y, por ello, los parámetros analíticos determinantes de una correcta elaboración, como son el contenido en SO2 total, acidez volátil y azúcares reductores, están en Rioja muy por debajo de los márgenes que permite la legislación vigente. Conseguido este objetivo inicial, el Consejo Regulador ha venido trabajando en la mejora de las características organolépticas, factor fundamental de diferenciación de la tipicidad y calidad de los vinos.
El mes de diciembre comienza oficialmente el proceso de calificación de los nuevos vinos de la última cosecha, con un programa de recogida de muestras en todas las bodegas elaboradoras por parte de los veedores del Consejo. En función del volumen de la cosecha, una media superior a las 4.000 muestras anuales, representativas del total de los vinos elaborados en la D. O., son sometidas hasta el 28 de febrero a un riguroso control de calidad que deben superar para tener derecho al amparo de la Denominación.
Cada una de las muestras tomadas por los técnicos del Consejo Regulador en los mismos depósitos donde el vino ha fermentado es analizada en uno de los tres laboratorios oficiales de la Denominación, ubicados en las Estaciones Enológicas de Haro, Laguardia y Olite, a fin de determinar si sus componentes se ajustan a las exigencias del Reglamento de la D. O. Calificada Rioja. Los parámetros analizados son: grado alcohólico (% Vol.), acidez total tartárica (gr/l), acidez volátil acética (gr/l), sulfuroso total y sulfuroso libre (mg/l SO2), azúcares reductores, densidad, extracto seco, pH, ácido málico, índice de color (A420 + A520 +A620) e índice de polifenoles totales.
Examen organoléptico
Tras las determinaciones analíticas, son los Comités de Cata del Consejo Regulador quienes realizan el examen organoléptico de las muestras, valorando la tipicidad, color, limpidez, olor, sabor y calidad del vino (ficha oficial de cata de la OIV), teniendo en cuenta el momento del proceso productivo en que se encuentra la muestra. Esta es sin duda una fase decisiva del proceso de calificación, puesto que la cata constituye el mejor instrumento para determinar la calidad del vino, así como su personalidad diferenciada e inequívocamente riojana.
Los Comités de Cata actúan bajo la supervisión de un técnico del Consejo Regulador y desde este año 2015 están integrados por cinco catadores, en lugar de los tres que tenían anteriormente. Normalizar los procedimientos de cata y homogeneizar los criterios de los catadores es objetivo prioritario del Consejo Regulador que, además de su propio personal técnico, cuenta con un panel de catadores al que pertenecen actualmente 170 profesionales del sector con un reconocido prestigio. Tanto el acceso a este panel de catadores como la permanencia en el mismo se evalúan mediante un examen con alto nivel de exigencia y un seguimiento posterior de cada catador.
Nuevas tecnologías
En la calificación de la cosecha 2014 se introdujo como novedad la aplicación de las nuevas tecnologías informáticas a las catas de calificación. Se diseñó para ello un programa específico que los catadores utilizan mediante una tableta en cada sesión de cata, lo que reporta indudables ventajas a la hora de mejorar los procedimientos, agilizar la obtención de resultados en tiempo real y realizar análisis estadísticos posteriores a partir del gran volumen de información que se maneja.
A la vista de la correspondiente acta con los resultados de la cata, así como del boletín de análisis y del informe emitido por el Servicio Habilitado de Veedores del Consejo Regulador sobre el cumplimiento de la normativa por parte del viticultor y bodeguero, tanto en el cultivo de la vid como en la elaboración del vino, este organismo procede a la calificación, no calificación o emplazamiento de la partida de vino a que corresponda la muestra.