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Los parajes de Rioja, cada vez más cerca

Primera mesa, Diego Martínez Aroca, Félix Mato, Andrés Proensa (moderador), Francisco Díaz Yubero y Juan Carlos Sancha.
Primera mesa, Diego Martínez Aroca, Félix Mato, Andrés Proensa (moderador), Francisco Díaz Yubero y Juan Carlos Sancha. / J. RODRÍGUEZ
  • El sector última la legislación de los vinos de finca mientras los de pueblo se 'atascan' por la diversidad de opiniones

Logroño. «Al parecer a nadie le gusta lo que hay ahora y la pregunta es por qué no se han cambiado ya las cosas». Con estas palabras el periodista Andrés Proensa, que moderó ayer dos mesas redondas sobre la discusión actual de los modelos para la clasificación de vinos de Rioja en una jornada organizada por la corchera DIAM, puso el dedo en la llaga. La respuesta la dio Íñigo Torres, presidente de la Comisión del Plan Estratégico del Consejo Regulador y representante de la Asociación de Bodegas Centenarias de Rioja (ABC): «No podemos obviar la existencia de vinos históricos, en muchos casos que ensamblan diferentes procedencias y fincas pero que seleccionan las mejores uvas». Es decir, en Rioja no sirve una pirámide que sitúe a los futuros vinos de finca en la cúspide [modelo de Priorat], sino más bien un sistema mixto que reconozca estos vinos históricos al mismo nivel que las elaboraciones geográficas y para ello quizá sea necesario también abordar una revisión paralela, más exigente, de las categorías reserva y gran reserva.

Torres dio cuenta del estado de la discusión actual sobre el desarrollo de un nuevo modelo geográfico de categorización de vinos, con el mantenimiento del actual concepto de subzona, la posibilidad de reconocer los vinos de pueblo -que genera más dudas- y la opción de crear una nueva categoría para vinos de finca o paraje, con fuertes restricciones en producción (20% de rendimiento menos en campo, edad mínima del viñedo de 30 años, vendimia manual...) y elaboración (65% de rendimiento) y que, en este caso, está mucho más consensuada y avanzada.

Los 'pequeños'

El investigador y bodeguero Juan Carlos Sancha y Tom Puyaubuert (Bodegas Exopto) dieron voz al pequeño viticultor que demanda esa identificación geográfica para diferenciar sus vinos sobre las producciones más genéricas: «Debemos empezar a hacer vinos de viñedos en lugar de enólogos, arquitectos o bodegas», afirmó Sancha. Puyaubert, uno de los fundadores del grupo Rioja&Roll, surgido a finales del año pasado para reivindicar la diversidad de suelos, climas y terruños de Rioja, explicó que «somos muy pequeños pero generamos interés» y afirmó que «somos un exponente a pequeña escala de lo que Rioja puede explotar mostrando la diversidad de vinos que existe».

El viticultor aclaró en todo caso que «convendría ir despacio y quizás, antes que las fincas o parajes, debemos empezar por la base y desarrollar los vinos de pueblo en primer lugar». El debate, como dejó claro en la conferencia preliminar Rafael del Rey, director del Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMV), no está sólo en Rioja sino en toda España y animó al sector a debatir pero también a ser prudente: «Hay que ser cuidadosos, mirando lo que pasa en otros lugares, pero sin olvidar que, con la gran mayoría de consumidores, funciona más la sencillez».

Rotundo fue el testimonio de Jaume Gramona Martí, presidente del Institut del Cava y presidente de Gramona, uno de los elaboradores de mayor prestigio de una denominación con serias dudas de credibilidad por precios bajos: «Hemos 'tocado fondo' y estamos trabajando para cambiar». Gramona recordó «la complejidad de la gestión de Cava, con siete autonomías» y anunció que en breve saldrán al mercado los primeros Cavas de Paraje Calificado, una figura [similar al vino de finca que debate Rioja] en la que se han puesto muchas esperanzas: «Creo que es nuestra última oportunidad y la apuesta ha sido limitar para no devaluar, hasta el punto de que si no se venden las botellas a 30 euros difícilmente será rentable producir estos cavas».

Diversidad de opiniones

Félix Mato, presidente de Bodegas Sonsierra, puso voz a una empresa cooperativa, en este caso abiertamente partidario de la diferenciación de vinos; Francisco Díaz Yubero, exdirector técnico de Bodegas y Bebidas y expresidente de la FEV, achacó los principales 'males' actuales a la banalización de las denominaciones de origen con la legislación comunitaria y española; Alex Tomé, gerente del grupo Barón de Ley, advirtió de que «Rioja es un gran diamante, que hay que pulir pero no reinventar de nuevo», mientras que Diego Martínez Aroca (Finca Valpiedra, una de las bodegas de Rioja que elabora toda su producción de un único pago) lamentó que no puedan indicar el municipio del viñedo en las etiquetas y que tampoco puedan destacar que pertenecen a la Asociación de Grandes Pagos de España: «Es necesaria una diferenciación y que conviva la legislación actual específica con otra nueva de municipios o pagos, de forma que cada bodega elija dónde estar». La jornada DIAM ya avanzaba intenciones en el título ('Clasificaciones en los vinos de calidad: ¿gran reto de futuro o espejismo para Rioja?' y la diversidad de opiniones está ahí: la mayoría quiere cambios y, de momento, la principal conclusión es que Rioja tendrá, en breve, vinos de finca, que los vinos de pueblo van más 'despacio' y que el gran problema es cómo encajar en este modelo los vinos históricos.