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Cuando ser de pueblo importa

El enólogo David Bastida explica la tipología de suelos de Tudelilla. :: Juan marín
El enólogo David Bastida explica la tipología de suelos de Tudelilla. :: Juan marín
  • David Bastida apela a la identidad histórica de Tudelilla con los nuevos vinos de Bodegas Ortega Ezquerro

  • Bodegas Ortega Ezquerro, en el club de catas de lomejordelvinoderioja.com

«El primer objetivo cuando planteas un proyecto de este tipo es conseguir que nuestros vinos se identifiquen como una gama, con sus especificidades, pero con una identidad propia». Son palabras de David Bastida, enólogo de Bodegas Ortega Ezquerro (Tudelilla), que el jueves por la noche presentó la colección completa de las nuevas elaboraciones de la bodega en el club de catas de lomejordelvinoderioja.com. El nexo, la conexión de identidad de los vinos, la encuentra Bastida, por supuesto, en la garnacha de una de las zonas vitícolas más aptas y con mayor tradición de Rioja y que aparece, con mayor o menor presencia, en todos sus tintos.

Ortega Ezquerro es una bodega familiar, que ahonda sus raíces en cuatro generaciones de viticultores cuando Quintín Ortega, cubero, decidió comprar viñedo para elaborar como un cosechero más. Carmelo Ezquerro, bisnieto y actual propietario, confío hace unos años a David Bastida la renovación de sus vinos con una apuesta clara por la tipicidad de Tudelilla que bien conocen todas los bodegas históricas de Rioja aunque no tanto el público en general: «Hemos acabado hace unos días de vendimiar y todavía había hoy [por el jueves] alguna bodega recogiendo uva». «Históricamente eran Laguardia y Tudelilla los últimos pueblos en acabar la vendimia», recordó Bastida.

Tudelilla es un municipio especial, con un suelo pedregoso singular y el que mayor viñedo en secano conserva de toda Rioja. Su cercanía con la Sierra de Carbonera (La Hez) y la retención hídrica natural de su suelo aportan una frescura típica a sus vinos y una maduración más pausada, incluso lenta: «Ojo -aclaró el enólogo-, que esto no es siempre bueno; aquí hay cosechas en que se sufre para alcanzar la maduración».

La cata

David Bastida quiso presentar la colección completa de vinos, comenzando por los tres jóvenes, los de mayor rotación de la bodega. Ortega Ezquerro Blanco 2015 es un vino franco, de viura con un poco de malvasía, que lo primero que pone de manifiesto en la copa es la viveza, la frescura y acidez de la comarca, con una boca agradable y con volumen destacable para un vino fresco de estas características: «Creo que Rioja puede hacer grandes vinos blancos y tiene mucho recorrido, pero hay que mirar hacia atrás, hacia las elaboraciones históricas que fueron desapareciendo, y no pensar en competir con Rueda porque ellos hacen blancos muy ricos y a precios de cultivo mucho más competitivos».

Ortega Ezquerro Rosado 2015 es un 'salto' dentro de la apuesta por la tipicidad del proyecto bodeguero. La comarca, la zona, nunca ha elaborado rosados, pero aquí «estamos todos para ganar alguna 'perra'». «Hay una demanda importante, sobre todo en el exterior, de este tipo de vinos y pensamos que también tenemos que ofrecerlo». Es un rosado de garnacha y tempranillo, fresco, que, como explica el enólogo, satisface esa demanda de vinos de color pálido, con un punto de acidez (chispa) para consumidores que no quieren excesivas complicaciones.

Ortega Ezquerro Maceración Carbónica 2015 es otra cosa: un vino típico de un pueblo que, después de San Asensio, fue el que mayor número de cosecheros tuvo en Rioja. Limpio, vivo y con un toque característico de la garnacha que le aporta cierta dulzura que le distingue de los tradicionales maceraciones de la Sonsierra y de Rioja Alavesa. Una sorpresa muy agradable.

La gama clásica se completa con los Ortega Ezquerro Crianza 2013 y el Reserva 2010. El primero es un vino pensado para la rotación en barra, con color, estructura y presencia de roble francés y americano, especialmente este último, que aporta un carácter un punto dulzón y también con un pequeño exceso dominante. El Reserva es el 'hermano mayor', potente, con maderas más finas y mejor integradas y con el toque característico de la garnacha sobre el tempranillo, junto un pequeño aporte mazuelo y graciano. Una elaboración, con composición clásica de Rioja, aunque una concepción actual de la reserva sin renunciar a la finura.

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