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Maravilloso 'desconcierto'

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Eduardo Hernáiz, presidente de Bodegas Familiares de Rioja, y Juancho Asenjo, en el salón de catas. Rodríguez / J.

  • Bodegas Familiares traza las primeras pinceladas del futuro de la Rioja diversa

  • El prescriptor Juancho Asenjo descubre, con una cata ciega por comarcas y municipios, que la esencia de Rioja sigue siendo un diamante en bruto

Con mucho orden, y al mismo tiempo mucho 'desconcierto', el prescriptor Juancho Asenjo presentó ayer quince vinos de la Asociación de Bodegas Familiares de Rioja como la primera cata de vinos municipales de la región vitícola. Era una fecha especial, el XX aniversario de la Fiesta de Presentación de Añada de la asociación -por la tarde las bodegas volvieron a mostrar los vinos de la última cosecha de la sociedad riojana- y el salón de banquetes del Riojafórum se llenó de sumilleres, distribuidores y prescriptores para conocer esa 'nueva' Rioja diversa en la jornada matinal: «En Rioja existían los vinos por municipios en el siglo XIX, como en las principales regiones del mundo, aunque se localizaban por la ubicación de las bodegas, de los edificios, en lugar de por los viñedos». «Éste es el juego 'perverso', que hemos planteado».

Una pequeña 'trampa' pero sin cartón que estaba en el cuaderno de cata de la Asociación de Bodegas Familiares: un mapa con la localización de las bodegas por sus municipios, aunque no todos de los 15 vinos seleccionados los elaboran también con viñedos del pueblo donde se asientan. Asenjo comenzó con dos blancos, una maturana del entorno de Logroño y una viura de Labastida. A continuación, vino la tanda más 'coherente' con el concepto geográfico: cuatro garnachas muy distintas, de la mediterránea y explosiva de Yerga a la 'prima hermana' de Tudelilla, la continental del Najerilla y la extrema y 'afilada' del límite en el río Oja.

Asenjo siguió un estricto orden geográfico, por comarcas fluviales, de este a oeste y norte a sur, pero no 'concertó' con intención los estilos de vinos: tras las garnachas, presentó dos contundentes vinos, un graciano del entorno de Calahorra y Andosilla y una maturana tinta del Alto Najerilla, que se adelantaron a los siete últimos tempranillos. «Me gustan los vaivenes, las subidas y bajadas como la vida misma, así que nadie espere una cata convencional», explicó el prescriptor.

Con los siete tempranillos, Asenjo obvió también los métodos de elaboración, mezclando un maceración carbónica con un gran reserva, un vino de crianza, reservas y otros 'genéricos'. Al fin y al cabo, era una cata formativa de variedades y territorios: «Lo 'nuevo' de Rioja son los buenos viñedos que existen desde siempre y han estado ocultos, así como el concepto de bodega familiar, la relación directa entre el viticultor, la familia y la historia», valoró el veterano prescriptor Carlos Delgado, asistente a la cata.

Así fue la iniciativa reivindicativa de Bodegas Familiares de Rioja, de la diversidad geográfica de la región vitícola, pero también de una forma de vida: «Detrás de todo esto están pequeñas bodegas, en muchos casos agricultores que decidieron invertir para elaborar sus propios vinos, que viven en los pueblos, crean empleo y son la auténtica esencia de Rioja», afirmó Eduardo Hernáiz, presidente de la asociación.

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