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Javier, en las barricas.
Javier, en las barricas. / J. R.

Yerga, el mazuelo y las garnachas por identidad

En su poco más de media docena de depósitos reposa el trabajo de Javier Arizcuren, mientras que en la poco más de una docena de barricas se crían unos vinos auténticos, mazuelos y garnachas que, con una rigurosa selección y trabajo de campo, han llevado los vinos de Arizcuren a más de 25 restaurantes con estrella Michelín de España. «Este modelo, de unos pocos miles de botellas, funciona en Francia, en Italia, en países del Nuevo Mundo... por qué no hacerlo en Rioja».

Arizcuren reclama espacio para el pequeño vitivinicultor en esta denominación de origen que ha apostado por la generalidad y que sólo en los últimos años intenta revertir el camino para dejar espacio a las singularidades, a los vinos originales y al talento de nuevas generaciones comprometidas con los viñedos.

Sus viñas escalan hasta las laderas norte de Yerga, en la comarca de Quel. Una viticultura prácticamente salvaje, despensa habitual de corzos y jabalíes y que sigue luchando contra la erosión: «El viñedo lamentablemente bajó al valle, se sustituyeron garnachas por tempranillo y el monte fue 'invadiendo', desertizando las viejas garnachas abandonadas». «El proceso es reversible y yo personalmente creo mucho en esta zona, muy desconocida, pero con un extraordinario potencial histórico». De momento, la primera apuesta del viticultor con un varietal de mazuelo ('Sólo Mazuelo') le ha llevado a los mejores restaurantes de España y de Europa. La siguiente ya está en la calle ( 'Solo Garnacha') y en bodega reposa la siguiente: otro varietal, espectacular recién embotellado, de garnacha a casi 750 metros de altitud, una pequeña 'isleta' de viñedo prefiloxérico (120 años) en el mismo bosque.

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