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Martes, 2 de febrero 2021, 13:01
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Al menos seis nuevos parques eólicos (hay 14 en marcha en La Rioja) y 19 fotovoltaicos que, en este último caso, multiplicarían por más de seis la potencia actual en la región. Son las solicitudes que Iván Moya, director general de Transición Energética del Cambio Climático del Gobierno riojano, está tramitando para tener nuevas instalaciones de energía renovable, con La Rioja Baja como epicentro y, especialmente, los valles de Ocón y del Jubera, que albergarían cuatro de los nuevos parques eólicos, pese a contar ya con tres en la zona. Pero, ojo, que los datos son solo la punta del iceberg, tal y como reconoce Moya: «No descartamos que la demanda se dispare», quien además aclara que los parques eólicos de más de 50 megavatios (MW) los tramita directamente el Ministerio, por lo que pudiera haber más proyectos en marcha.
La Hoja de Ruta Española de la Energía propone que el 75% de la energía producida en el país sea renovable para el 2030 y el 100% en el 2050. A la expectativa de las ayudas a la inversión esperada, el interés por la producción energética –dormido desde el 2008– se ha disparado y amenaza con poblar de molinos y placas la España vacía, pero, al tiempo, con despoblarla de gente todavía más.
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Álvaro Palacios, el bodeguero español más reputado en el mundo, ha luchado desde el 2005 contra varias ampliaciones de los molinos de Yerga y otros planes en la zona desde la Asociación de Paisajes y Viñedos de La Rioja Oriental. En el Quiñón de Valmira, una finca «tocada por el ojo de Dios» y de la que comercializa en primeur unas 5.500 botellas al año a unos 300 euros cada una, Palacios explica que «La Rioja tiene que definirse». «Nadie está en contra de la producción de renovables, pero esta actividad no es compatible con la vitícola y con el enoturismo. Por este viñedo pasan cada año decenas de importadores y prescriptores de todo el mundo a los que les explicamos una tradición vitícola milenaria con un compromiso medio ambiental suprageneracional, pero no podemos hacerlo electrificados». «Las 14 centrales eólicas operativas están todas en La Rioja Oriental y producen más de la mitad de la energía que se consume en toda la región».
Álvaro Palacios | Palacios Remondo
Abel Torres | Viñedos de Aldeanueva
María José Nestares | Abogada y bodeguera
Abel Torres, gerente de la cooperativa de Aldeanueva, la mayor bodega de Rioja en superficie vitícola, lo tiene también claro: «Son actividades incompatibles. La Rioja tiene que definirse por una, la vitivinícola, o por otra, la energética». Viñedos de Aldeanueva, como otras cooperativas y bodegas de la zona, está inmersa en inversiones millonarias: «Hay una extraordinaria apuesta por la comarca, la gran desconocida de Rioja, con nuevos proyectos con identidad zonal, La Rioja Oriental, con jóvenes invirtiendo en el campo animados por esa estrategia del Gobierno de La Rioja de convertirnos en una enorregión...». «Pero eso no es posible con la electrificación de nuestros viñedos».
Albert Calduch, abogado especialista en medio ambiente, es rotundo: «Antes de autorizar nuevas instalaciones, habría que revisar la eficiencia de los 14 parques que tenemos». «El 'repowering' es el primer paso, ya que los molinos actuales –continúa– tienen una potencia inferior a 1 megavatio, pero hay modelos que multiplican por cuatro la eficiencia». Calduch, con experiencia en la lucha contra la implantación eólica indiscriminada, aclara que «la generación de energía no crea empleo y destruye territorio. No hablamos de inversiones sostenibles, sino de fondos de todo tipo, que solo buscan rentabilidad y la España vacía pagará las consecuencias». «La Rioja necesita energía sostenible, pero sin sacrificar el paisaje de viñas ni la diversidad de especies salvajes», añade.
El abogado aporta datos significativos: «Las centrales en funcionamiento en La Rioja causaron la muerte de más de 200 buitres leonados y varios cientos de especies de aves protegidas en los cinco primeros años de funcionamiento». «Son datos de las propias promotoras, una estadística propia ni tan siquiera auditada y que se hizo solo durante sus cinco primeros años de funcionamiento porque las cifras son terroríficas... LLevan 20 años, así que puede calcular usted mismo».
Estos maravillosos, y desconocidos parajes de la geografía riojana, de elevada vocación agraria (olivarera, vitícola y cerealista), son los principales focos del interés eólico y fotovoltaico por una razón: Santa Engracia acoge la subestación que evacúa la energía producida en La Rioja Baja. «Vamos recibiendo información sesgada, que llega parcialmente a cada ayuntamiento, pero nadie facilita una información real y veraz de lo que se está planeando», explica María José Nestares, abogada urbanista y bodeguera de Galilea: «Debería haber una planificación europea, nacional y regional sobre las renovables, y más ante las ayudas que vienen, pero acabarán recayendo en una docena de fondos especuladores y destrozando territorios».
El valle de Ocón se ha movilizado con cientos de alegaciones particulares a la tramitación de algunos de los parques: «Ni siquiera sabemos cuántos hay en realidad. Tenemos un paisaje agrario extraordinario, y activo, no solo de viñedo: se han hecho muchas inversiones en rehabilitaciones de pueblos y viviendas, en negocios turísticos y también tenemos jóvenes que trabajan la agricultura». María José Nestares insiste en que «nadie se opone a las renovables, pero es precisa una ordenación del territorio que compatibilice la correcta ubicación de corredores de infraestructuras con la principal actividad de La Rioja, que es la agricultura».
En este sentido, la abogada recuerda que el problema está ahora en la mesa, pero «la estrategia debería estar definida hace años, insisto, con una ordenación de todo el territorio riojano y una planificación y ubicación de todas las infraestructuras, energéticas, ferroviarias, carreteras, etc.». «Para recuperar la España vacía, es necesaria la agricultura, la ganadería y el turismo, son los verdaderos motores que fijan población».
Los valles de Ocón y del Jubera temen no solo a los molinos. Concentran también la mayor parte de las 19 nuevas instalaciones fotovoltaicas, con una potencia prevista de 770 MW (que multiplica por más de seis los 120 MW en funcionamiento que hay hoy en toda la región), en municipios como Galilea, Santa Engracia, Murillo... «Debajo de las placas no se puede cultivar, y no son pequeños huertos de autoabastecimiento», indica María José Nestares, sin obviar un nuevo problema: la evacuación de tanta energía instalará nuevas subestaciones y líneas de transporte, tendidos eléctricos hasta conectarlos con las 'autopistas' de Red Eléctrica.
El problema trasciende fronteras. En la vecina Navarra, los hermanos Iñaki y Xabier Sanz, de Viña Zorzal, han impulsado la creación de la Asociación Paisajes y Viñedos de Navarra, con una docena de bodegas ya asociadas, para defenderse ante las incontables solicitudes de eólicas y fotovoltaicas: «En Navarra tenemos casi 30 parques eólicos, todos al sur de Pamplona, y el 40% de la energía se exporta a otras regiones o países», explica Iñaki Sanz.
La ribera Navarra, con localidades como San Adrián, Azagra o Andosilla (la Navarra de la DOCa Rioja), también está afectada por nuevas instalaciones: «El problema está en todos los lados, en esa zona y, también, en Corella o en Castejón, con dos nuevos parques y con 1.800 placas fotovoltaicas..., y con el agravante de que la mayoría de promotores no son ni de Navarra». «Esto lo vivimos ya con la construcción indiscriminada, les da igual la gente que vivimos aquí; es otro mal sueño».
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