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Un paseo sensorial por los mejores viñedos

Un paseo sensorial por los mejores viñedos
  • El bodeguero encandila a los aficionados del club de catas de lomejordelvinoderioja.com con una espectacular propuesta basada en la identidad de los viñedos, el origen y la sutileza de ocho de sus grandes vinos de Rioja y Toro

Planificar una cata con Marcos Eguren es difícil. La familia de San Vicente comercializa unas 30 referencias diferentes en sus bodegas de Rioja y Toro y de vinos de la tierra y, de hecho, en la espectacular presentación que protagonizó el jueves por la noche para lomejordelvinoderioja.com el enólogo planteaba inicialmente una cata de 14 vinos.

Finalmente, fueron ocho, reflejo sólo parcial de sus viñedos de la Sonsierra y de Toro (aunque amplísimo para cualquier otra bodega), que conformaron una clase magistral en cualquier caso sobre cómo entender la viña, la tierra, el clima y cómo respetar al máximo la riqueza y diversidad de una zona privilegiada para la vid (Rioja) y la excepcionalidad llevada al límite del cultivo y de la propia subsistencia vegetal (Toro).

Marcos Eguren defendió un discurso ‘primario’, más pegado que nunca al suelo y a la viña, basado en el ‘terroir’ en la riqueza de las viñas que después de cuatro generaciones, la quinta ya con su hijo Eduardo, les ha permitido coleccionar algunos de los mejores viñedos de la Sonsierra y adquirir, con su ‘pronta’ llegada a primeros de los 90,algunos de los más espectaculares, incluso prefiloxéricos, viñedos de la comarca zamorana. «Nuestra obligación, o así lo entiendo yo, es llevar a la botella con la mayor fidelidad y respeto posible el propio viñedo, es decir, su origen», explicó el bodeguero.

Los vinos

A este discurso añade Marcos la tradición, el respeto a la propia tierra, con una viticultura prácticamente ecológica y varias pruebas biodinámicas, y el respeto también al conocimiento y el saber hacer de su abuelo y de su padre. Por ello, a la hora de seleccionar los ocho vinos de la cata, el que tenía claro que no iba a caerse de la lista era el Murmurón 2012, el maceración carbónica de la última añada. «Es un vino que, salvo en los consumidores habituados, despierta recelos por las propias características de la maceración carbónica que no hemos sabido transmitir al consumidor». «Para mí –agregó–, fue siempre un reto hacer un vino como los que hacía mi padre cuando comencé a trabajar con él y que pudiera repetirlo todos los años». El Murmurón saca en la cata la potencia de una añada seca, con una fresa ácida y una fruta fresca que llevan al enólogo a definirlo como «el mejor transmisor de lo que es la Sonsierra vitícola».

La cata cambia de dirección con el Sierra Cantabria Colección Privada 2009, un vino de dos viñedos muy cercanos, pero una única identidad: «Unimos la tradición con las raíces, con un 50% de maceración carbónica y un 50% despalillado», argumenta el enólogo. En la copa es espectacular: una juventud y vigorosidad plena y un tanino muy maduro logrado en la maduración y en la complicidad que Marcos Eguren encuentra con sus viñedos.

La siguiente tanda son los vinos de Viñedos de Páganos, también en la Sierra de Cantabria, pero un poco más al límite de cultivo.

El Puntido 2008 embotella la mayor caliza presente en el suelo y, como el anterior y pese a ser de una añada previa, el vino está enteramente joven y perfectamente pulido en todos sus matices, incluidos los de la madera que el bodeguero entiende casi como un ‘mal’ necesario para garantizar la longevidad de los vinos.

La Nieta 2009, también de Viñedos de Páganos y procedente de una ‘minifinca’ de 1,75 hectáreas, fue uno de los vinos de la noche. Más cerrado en un principio muestra poco a poco una extraordinaria complejidad. «Es un viñedo muy pequeño, pero excepcional; cuando catas una uva piensas que ni aunque te equivoques puedes hacer un mal vino», apuntó Eguren. El vino es todo sutilidad, profundidad y elegancia extrema.