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El vino no es todo cuento

  • El bodeguero David Moreno presentó el martes para los aficionados de lomejordelvinoderioja su proyecto vital, con la gama completa de tintos de una bodega que logró superarse a base de esfuerzo hasta destacar por sus tintos en la tierra del clarete

En ocasiones el mundo del vino tiene mucho cuento. Pero también hay cuentos maravillosos en los que la suerte, la providencia, o lo que sea, aunque seguro que con mucho trabajo e ilusión, hacen los sueños realidad. El bodeguero David Moreno presentó el pasado martes por la noche para lomejordelvinoderioja.com su gama completa de tintos en una zona (Badarán) conocida por sus blancos y claretes, con los que rompió tópicos y demostró que la tierra de los mil vinos es lo suficientemente generosa como para limitarla con prejuicios.

David Moreno relató a los aficionados el ‘cuento’ de su propia existencia: desde aquellos orígenes en 1981, cuando dejó un puesto de, en sus propias palabras, “jefecillo” en la Seat en Barcelona para, con la indemnización de una reconversión voluntaria, comprar 100.000 kilos de uva y elaborarlo en lagos de amigos y familiares. “Sabía que para un sueldo iba a sacar y me apetecía el vino y me apetecía mi pueblo”.

Poco sospechaba entonces David Moreno que con una elaboración de ‘prestado’ y una comercialización en cántaras y en garrafones se iba a convertir en poco más de una década en una bodega especializada en la crianza de tintos. Y, poco sospechaba el bodeguero también que la helada tardía de abril de 1999 y Bodegas Bilbaínas (por interés de Codorniu en revalorizar sus existencias de Rioja) iban a disparar el precio de la uva hasta las 400 pesetas: “De la noche a la mañana -recordó en la cata- me encontré con que debía 400 millones de pesetas a los bancos”.

David Moreno cogió su cuaderno y una calculadora y se recluyó durante dos meses en el monasterio de Valvanera: “Creyente lo soy a mi modo –explica-, pero lo que quería era hacer cuentas y ver cuándo iba a poder amortizar las inversiones que estábamos haciendo en la bodega”. El bodeguero decidió presentarse a la cata solidaria del Club Rotario, que al ganador le garantiza un contrato de compra de 7.000 cajas de crianza: “Yo ensamblaba los vinos y los probaba y, junto a la imagen de la Virgen, le preguntaba qué opinaba del vino”. “Por supuesto no contestaba, pero una mañana mi familia me dijo que habíamos ganado”. El ‘cuento’ no acaba ahí. David Moreno se presentó al año siguiente y siguió catando los vinos en su pequeña ‘capilla’ con la Virgen de Valvanera: “Os juró –recordó entre risas- que yo le decía a la Virgen que no era necesario que ganara otra vez, pero le seguía preguntando qué le parecía el vino y ganamos de nuevo”.

Son historias reales de la tierra de los mil vinos, de emprendedores y voluntariosos trabajadores. David Moreno tiene en propiedad unas ocho hectáreas de viñedo, pero compra a muchos viticultores, en la mayoría de los casos con viñas viejas, de Badarán, Cárdenas y Uruñuela. De ahí, obtiene unos tintos elegantes y, sobre todo, frescos con los que disfrutaron los aficionados de lomejordelvinoderioja.com

La cata

El David Moreno 2010 es lo que el bodeguero gusta llamar un “semimaceración carbónica”: “Lo hacemos con uva entera y, si bien no es un maceración carbónica completo, sí tiene ese punto de aguja, o de chispa, característico”. El vino, como toda la gama, no destaca por un color excesivamente intenso, aunque sí por su limpieza y brillo, junto con aromas frutales (rojos típicos de Rioja) y una cierta acidez en boca característica de una zona alta y fresca.

El crianza 2007 de David Moreno es representativo de una cosecha buena en la zona que a lo largo de la última década ha superado los tradicionales problemas de limitada graduación, probablemente más por la forma de cultivo y elaboración que por el manido cambio climático. De nuevo, es un vino típico de La Rioja Alta, con buena capa de color, pero no excesiva, aromas de frutas rojas, un punto de acidez y muy trabajado para eliminar cualquier tipo de aspereza.

El David Moreno Selección de la Familia 2005 va a caballo entre el crianza y el reserva, con más roble francés que americano(en línea con la política de reposición que lleva el bodeguero para todos los vinos): “Es un vino que nos ilusiona porque fue muy bien recibido con premios en varios concursos y que sólo haremos en determinadas añadas”. En la cata aporta esos toques más sutiles y avainillados del roble francés y algo más de intensidad y estructura que el crianza normal.

El David Moreno Reserva 2004 es un clásico con una nariz perfumada, que ha ensamblado perfectamente la madera y la fruta y que, ya con unos cuantos años a sus espaldas, aguanta perfectamente el tipo. Como en todos sus vinos, el aporte de la garnacha y su frescura es fundamental: “Me encanta el garnacho, y lo uso siempre entre un 10 y un 30% dependiendo del vino y la añada, y es que da alegría al vino y pule la ligera astringencia del varietal de tempranillo en nuestra zona”, explica el bodeguero.

El Gran Reserva 2001 es la sorpresa de la noche. Ligeramente evolucionado ya a la vista, su limpieza, casi cristalina, es sorprendente como consecuencia de una larga estancia en botella. Es un vino muy redondo, con una nariz compleja que evoluciona, y de muy agradable paso por boca. Un gran vino de una extraordinaria añada.

El Vobiscum 2004 es el que más trabaja David. Con uvas de cepas casi centenarias y una producción limitada, el bodeguero ensambla los pequeños depósitos “a morro” para la referencia de la casa más moderna, con mayor estructura, pero también con una crianza larga para pulir cualquier aspereza. En la cata presenta notas de reducción (es un 2004), que se van limpiando para dejar paso a la estructura con un tostado más intenso que hace más presente la madera que en los casos anteriores: “No es el vino más representativo de la bodega, ni mucho menos, pero sí te hace estar constantemente al día, trabajando e investigando para mejorar, por lo que le tengo mucho cariño”.

Con el Vobiscum concluye la cata con la que David Moreno demuestra que es posible hacer tintos de calidad en el Alto Najerilla y, sobre todo, que la ilusión y el espíritu de superación no tienen límites: “Es difícil quitarte el sanbenito del clarete en Rioja cuando eres de Badarán, pero nosotros lo hemos conseguido”.