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JUSTO RODRÍGUEZ

Cata de lomejordelvinoderioja

Palacios Vinos de Finca: los secretos de los suelos

Raúl Tamayo sorprende con una cata centrada en los aportes de las tipologías del terreno a los vinos de Nivarius y Proelio

Alberto Gil

Logroño

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Jueves, 25 de mayo 2023, 02:00

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Cada día, afortunadamente, se habla más de la extraordinaria diversidad de Rioja, pero quizá el factor diferencial menos estudiado son las tipologías de suelos. Más allá de la clasificación por calizos (las tierras blancas de la sierra de Cantabria), arcillo ferrosos (las tierras rojas de la Demanda) y los aluviales más cercanos a los lechos de los ríos, poco se ha analizado sobre la influencia del terreno en la tipología de los vinos. Palacios Vinos de Finca (Nivarius y Proelio) lleva años trabajando en la caracterización de suelos de las zonas de Rioja en las que cultiva –la 'tiza' de la Sonsierra, las 'arenas' del Iregua y la textura arcillo-ferrosa del Najerilla–. Contrató al experto agrónomo chileno Pedro Parra para aplicar una viticultura de precisión con la intención de definir sobre qué tipos de terrenos se iban a comportar mejor las variedades y qué perfiles de vinos podrían obtenerse de cada zona y parcela: «Tenemos de todo en Rioja, en climas pero también en suelos, y es la gran diferencia sobre otras regiones vitícolas, como Ribera del Duero en España, o Burdeos y Borgoña en Francia, y eso hay que aprovecharlo», indicó Raúl Tamayo, enólogo de Palacios Vinos de Finca.

El técnico sorprendió con una cata en la que trató de explicar por qué un suelo arcilloso, productivo, va bien a una variedad como el tempranillo blanco, por qué la arena es idónea para la maturana blanca, por qué el tempranillo donde mejor se expresa es en suelos calizos o por qué la arcilla ferrosa es ideal para la garnacha del Najerilla: «Para mí, no hay suelos buenos y malos, sino que cada tipología se adapta mejor a una variedad, a un tipo de vino, y, por supuesto, lo que no hay que perder de vista es el pasado porque ahí está el buen material genético y la distribución varietal perfectamente adaptada, aunque, con el desarrollo de una viticultura industrial en Rioja, nos empeñamos en deslocalizar los lugares vitícolas».

La cata

Tamayo comenzó con un espumoso de primera fermentación de garnachas del Najerilla, un 'pet-nat' sin sulfitos añadidos. Un vino muy de moda, con uvas de Rioja, pero que no está amparado por la DOCa puesto que este método ancestral de elaboración no está reconocido: «Estamos en ello, hablando con el Consejo Regulador, porque es un vino muy fácil y con mucho éxito entre la gente joven», avanzó el enólogo. Fresco, afrutado, con un ligero dulzor del propio azúcar residual, amable y con cierto volumen por las lías. Un acierto, desde luego.

Nivarius fue el primer proyecto en Rioja de Javier Palacios, fundador de Palacios Vinos de Finca. Una bodega exclusiva para blancos con la tempranillo blanca, la maturana y viejas viuras como gran apuesta. Nivarius (nevero etimológicamente) Tempranillo Blanco 2022 sorprende con una exuberante nariz (plátano, pera, melocotón...), una variedad que Tamayo ha entendido como nadie: «Hemos hecho muchas pruebas hasta que vimos que, como en Champagna, necesitábamos rendimientos altos». «Si la planta no está cargada madura muy rápido y los aromas se queman». En este sentido, el suelo arcilloso, fértil, en altitud de Nalda es ideal para esta variedad.

Nivarius Finca La Nevera Maturana Blanca 2017 fue uno de los vinos de la noche. Espectacular, con una sorprendente entereza pese a tener ya seis años, en un vino que parece eterno y cuyos viñedos la bodega ha elevado hasta los 800 metros sobre suelos de arena: «La maturana tiene similitudes con los mejores albariños y decidimos elaborarla como algunos de estos vinos, sin tocar madera y trabajándolo con sus lías finas en acero inoxidable». Largo, directo, con una acidez espectacular y una salinidad final muy característica. Un gran vino.

En los tintos de Proelio, la bodega específica para estas elaboraciones, Tamayo presentó La Canal del Rojo 2017, otro vinazo, en este caso garnacha de Badarán de un viñedo de 80 años: «Para nosotros este sería un viñedo primer cru, una parcelario con clones antiquísimos perfectamente adaptados y en suelos arcillo ferrosos, donde las raíces bajan hasta la roca madre». Fino, elegante, delicado, con aromas de hierbas y notas de fresa y piel de naranja en la boca, todo fruta para un gran vino capaz de embotellar el paisaje.

Los vinos y sus precios

  • Nivarius Pet-Nat 2021 12,6 euros

  • Nivarius T. Blanco 2022 8,4 euros

  • Nivarius Finca La Nevera 2017 29 euros

  • Proelio La Canal del Rojo 2017 51 euros

  • Proelio Vendimia Seleccionada 2017 17,5 euros

  • Nivarius Edición Limitada 2018 16,3 euros

En Proelio Vendimia Seleccionada 2017 domina el tempranillo de la Sonsierra. Es un vino de las tierras calizas –«la tiza» en palabras del técnico–, el 'más Rioja' de todos (en un reserva) caracterizado por la finura y el potencial de envejecimiento, con un largo recorrido en boca: «Hacemos vinos de lugares y este el sitio ideal para la variedad tempranillo, que he querido contraponer con la garnacha para ver el por qué una uva pide un tipo de suelos y por qué la otra se asienta mejor en otros».

Raúl Tamayo quisó terminar con un blanco, Nivarius Edición Limitada 2018, un vino de selección de viejas viuras del Iregua, la Sonsierra y el Najerilla: «Estas viuras me chiflan, siendo además una variedad versátil que se da bien en todas las zonas frescas, sobre arena, tiza y arcilla, si el material genético es antiguo». Un vino con volumen, con la complejidad de la crianza en toneles de amplia capacidad y con un potencial gastronómico extraordinario. «Intentamos hacer vinos honestos y con identidad, de zona y de parcela, y, sobre todo, respetar el legado de viejos viñedos y de tradición que hemos heredado, plantando nuevos pero respetando la viticultura histórica porque también es una responsabilidad nuestra con la siguiente generación. El pasado es el futuro», concluyó el enólogo.

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