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Ejercicio de cata de un vino. :: reuters
Cómo parecer un experto en vino sin serlo

Cómo parecer un experto en vino sin serlo

El 'postureo' no deja de ser una forma de mentir, por lo que es necesario aprender una serie de apostillas y gestos para mantener el 'engaño' | Pistas para 'manejar' situaciones en torno al vino y quedar bien, aunque sólo sea a base de 'vender humo'

ANTONIO REMESAL VILLAR

LOGROÑO.

Miércoles, 6 de septiembre 2017, 00:32

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El juicio que los demás tienen de uno mismo es consecuencia de la imagen que proyectamos. Es por eso por lo que todos, en mayor o menor medida, nos esforzamos en mostrar nuestra mejor versión. Para ello se puede optar por el trabajo duro, hasta llegar a ser ciertamente bueno, o se puede tomar el atajo: lo que ahora los jóvenes llaman 'postureo' y que no es otra cosa que aparentar ser, aunque no se sea. Lo de aparentar lo hacemos todos en alguna ocasión, ahora bien, forjar una imagen falsa sólida y consistente requiere tiempo, persistencia, vocación y ciertas cualidades. El primer atributo necesario es el de tener buena memoria. El 'postureo' no deja de ser una forma de mentir, por lo que si uno quiere que no le pillen en el engaño es preciso recordar cada detalle de lo dicho para no incurrir en contradicciones y aprender una serie de apostillas que el farsante debe soltar de carrerilla a la menor ocasión.

Además de la memoria para 'dar el pego' son necesarias otras cualidades que, como la memoria, a mí me faltan: me refiero a la vocación, tener un propósito claro para no desistir (aparentar de continuo es muy trabajoso) y capacidades dramáticas. Si no dispone de estos talentos mejor reconozca sus limitaciones y muéstrese natural, o correrá el riesgo de quedar como un impostor.

Del grupo de 'fantasmas' es necesario distinguir a aquellos privilegiados que, por saber expresarse bien, por poseer una gran elocuencia, facilidad de palabra o un don innato en el manejo del lenguaje corporal, su mensaje siempre es entendido y cae bien, con lo que sacan un rendimiento enorme a sus cortos conocimientos. De uno u otro grupo, lenguaraces y bufones, he conocido a auténticos maestros del postureo, algunos encumbrados a la categoría de gurús del vino que detrás de esa imagen cultivada pero en realidad fingida y artificiosa, se esconden actores dignos del Oscar a la interpretación.

«De uno y otro grupo, lenguaraces y bufones, he conocido a auténticos maestros del postureo»

Sea usted del primer o del segundo grupo, si quiere pasar en sociedad por entendido, e incluso experto en vino, preste atención a las siguientes claves:

1. Seguridad. Lo que haga o diga que sea con firmeza, con aplomo, como si supiera lo que está haciendo o diciendo. No importa que un día pida 'tinto de verano' o eche gaseosa al vino. Haga lo que haga si lo hace con credibilidad nadie le cuestionará. No actué pidiendo permiso y no acabe las frases como si preguntara.

2. Cuidar las formas. Gestos como coger la copa de forma correcta, por el tallo, con las yemas de los dedos; servir lo justo, ni poco ni demasiado, un par de dedos (3-4 cm de altura); no rellenar una copa hasta que no esté vacía; no echar vino blanco en una copa que haya tenido vino tinto o viceversa sin antes envinar ligeramente con el vino nuevo o limpiarla; no pasarse en la bebida, ya que la moderación va unida a la clase y al respeto por el vino... Todos estos son detalles del protocolo que si no se siguen correctamente delataran a un novicio a la primera de cambio.

3. Elección del vino en el restaurante. Si tiene que elegir un vino y se paga a escote nunca vaya a aquel que tenga el precio más alto de la carta. Eso es lo que hacen los que no tienen ni idea de vino y quieren aparentar gusto exquisito. En todas las denominaciones hay bodegas que trabajan muy bien con precios ajustados. El mérito que sus acompañantes le atribuyan será directamente proporcional a la bondad del vino e inversamente proporcional al precio. Conviene tener alguna referencia en mente de las que nunca fallan. No se lance directamente a las más oídas y que se gastan más dinero en publicidad. Dicho sea de paso, algunas deberían dedicar más sus esfuerzos a hacer buen vino en lugar de invertir tanto en propaganda. Si está fuera de casa, en una zona de la que no conoce sus vinos, solicite asesoramiento al camarero o sumiller. Es de sabios preguntar y digno de halago ser humildes. Uno puede saber de vinos pero no hay porqué saberlo todo.

Antes de elegir es recomendable preguntar a los que están en la mesa si tienen alguna preferencia. Igualmente, la elección del vino debe estar condicionada a los platos elegidos por el resto de comensales. La sola consulta sobre esto demostrará no solo conocimiento sino también sensibilidad.

4. Prueba del vino en el restaurante a demanda del sumiller o camarero. Si usted ha elegido deberá dar el visto bueno antes de servir al resto de la mesa. Ante esta circunstancia siga el siguiente rito: digno y estirado como corresponde a tan alto honor, coja la copa por el tallo y observe el color. Olfatee introduciendo la nariz en la copa sin mover el vino, agítela con movimientos suaves circulares, olfatee de nuevo y por ultimo tome un pequeño sorbo, pasando el vino por cada rincón de la boca. En condiciones normales el vino será correcto por lo que si no tiene claro que el vino tiene un defecto asentirá con la cabeza e inmediatamente pondrá la copa en la mesa para que le sirvan.

Si aprecia algo anormal compruebe la etiqueta, pida el corcho, observe su aspecto y huélalo. Hecho esto pídale al camarero o sumiller que cate el vino. Si ha reconocido el problema, no titubee, exprese su opinión con firmeza: "este vino está acorchado, tiene brett...". Aunque el defecto no sea tal, nadie pondrá en cuestión a tamaño 'experto': le retiraran la botella y se habrá apuntado un gol.

5. Temperatura del vino. Haga que le sirvan el vino a la temperatura correcta. Cada vino tiene la suya. Que el vino esté ligeramente caliente pase, ahora que el vino se tome muy frío demuestra de inmediato la bisoñez del que lo bebe. Para refrescarse está mejor una caña bien fría o el agua. No estropee un vino por un error que se corrige con solo pedir otra botella a la temperatura adecuada, esperar un rato o con una cubitera.

6. Valoración del vino. Ante un versado en vino, es de esperar una evaluación que vaya más allá de «está bien» o «esta rico». Expresiones de ese tipo solo las utilizan los que no saben mucho de vino o los expertos consagrados. Con lo que si quiere dejar buena impresión ya puede integrar en su vocabulario descripciones comodín del tipo: complejo, equilibrado, tánico, afrutado, notas florales, redondo, madera justa, buena nariz, sabroso en boca, etc. Todas reconocibles para incluso los menos entendidos.

Vistas las pautas elementales en el manejo de situaciones en las que el vino es el protagonista queda una parte muy importante, que es la del uso de términos, nombres, tecnicismos que aporten un extra de calidad a su discurso. Pero eso lo dejamos para una próxima entrega.

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