Víctor Ausejo y Sístole resitúan el valle del Iregua

La fortuna favorece a los audaces, dice un viejo proverbio latino y, si algo es Víctor Ausejo, es audaz y/o valiente. No es Alberite, donde ha levantado su pequeña bodega urbana, uno de los pueblos más conocidos de Rioja, ni siquiera Clavijo, donde tiene los viñedos de garnacha blanca, pese a ser una zona fresca, rústica y espectacular para el cultivo de la vid, paradójicamente catalogada como Rioja Oriental.

En todo caso, este pequeño viticultor ha conseguido el reconocimiento con sus dos vinos de garnacha blanca y con una colección aún más desconocida de tintos, de mazuelo y garnacha: «Eso sí que es ir a la contra... ¿todo menos tempranillo?». «No necesariamente –ríe–, estoy buscando alguna vieja parcela del Iregua de tempranillo..., y la encontraré pero, para comenzar, sí decidí apostar por uvas minoritarias, entre ellas la garnacha blanca que era el viñedo de mi padre, quien en su momento, ese sí que iba totalmente a la contra, decidió reinjertar un viñedo de tempranillo por esta variedad apenas cultivada».

A Víctor Ausejo le entró el «veneno» en 2018, cuando tras estudiar el grado de Viticultura y Enología de la Laboral, se lanzó a elaborar animado por su amigo Miguel Merino tras probar su garnacha blanca. Han pasado cinco años y, con agradecimiento por parte de este cronista, ha reservado media docena de botellas para esta cata porque todo está agotado. El viticultor comenzará con su última creación, Víctor Ausejo Rosado 2022, un vino 50% mazuelo y 50% garnacha blanca: «Es a mi estilo, muy fresco y directo, apenas 400 litros que solo elaboraré en años muy buenos como fue el 2022 para el mazuelo». Víctor Ausejo Parcela 333, también de la añada 2022, procede el viñedo que reinjertó su padre en Clavijo y uno de los que le ha proporcionado más alegrías: «Menos es más, sin apenas intervención y tras un reposo en inoxidable con sus lías lo estabilizo un año en hormigón». Un vino franco, directo y que es la base del proyecto, con 3.200 botellas.

El viticultor entrará en el territorio del tinto con Víctor Ausejo Mazuelo 2021: «Lo trabajo mucho en el campo porque la mazuelo lo precisa y vamos a probar la primera añada, 840 botellas de las que he guardado seis». Sístole Maturana Tinta 2021 es la apuesta por esta variedad que sus amigos viticultores, Crístofer Ruiz y José Alberto Reinares (Sístole), elaboran en la bodega de Víctor Ausejo: «Para mí es la mejor maturana que he probado, plantada en Clavijo a 750 metros por estos dos viticultores, que fueron compañeros trabajando para Vivanco, y que se animaron a dar el paso y elaborar». «Clavijo a tope...», avanza entre risas.

De vuelta a la colección de Víctor Ausejo, el quinto vino será el varietal de garnacha 2021, en este caso de un viejo viñedo de Sojuela: «Quedan por allí unos vasos maravillosos, en este caso plantado en 1952, una parcelita que, según la vi, me enamoró, y que me ha dado para 1.200 botellas de una garnacha muy vertical, también a casi 700 metros de altitud».

La cata concluirá con Víctor Ausejo Garnacha Blanca 2022, un fermentado y criado en barrica que, junto con el 333, ha sido el blanco revelación de Rioja de los últimos años: «Es el vino con el que comencé, una selección de cepas que más me gustan del mismo viñedo de mi padre y que da lugar a un blanco potente, pero como todos mis vinos, muy fresco». Frescura e identidad de zona, el Iregua, que estos dos pequeños proyectos resitúan en el mapa vitícola a base de mucha perseverancia y, sobre todo, cariño.