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Alberto Gil
Logroño
Jueves, 1 de noviembre 2018, 20:10
Satisfacción. Fue la conclusión compartida por los seis profesionales elegidos por la Asociación de Enólogos de Rioja (AER) para mostrar los primeros resultados de la aún activa, aunque prácticamente cerrada, vendimia del 2018.
Satisfacción porque se han salvado los muebles en una de las campañas más difíciles del siglo XXI y, cuando menos, la de más riesgos, por la humedad, la carga de los viñedos y la amenaza de botrytis que, si bien al final desapareció, quitó unas cuantas horas de sueño a viticultores y enólogos.
El consejero de Agricultura, Íñigo Nagore, inauguró ayer la jornada de la AER que, a diferencia de ediciones anteriores, se hizo tras la vendimia y no de forma previa a ésta, lo que permite sacar conclusiones, especialmente cuando los seis profesionales cubren todo el ámbito geográfico de la Denominación de Origen.
Roberto Rodríguez, Bodegas Palacio (Laguardia), calificó la vendimia de «especialmente 'inolvidable'». «Superamos un grave riesgo sanitario, hubo que trabajar muchísimo el viñedo y hacer una recogida seleccionada al extremo por la gran heterogeneidad». Rodríguez señaló que en su bodega entraron vinos con rendimientos del 110% con color y estructura más ligeros, pero buen perfil aromático (para jóvenes), además de vinos aptos para la crianza de uvas con menor rendimiento, y muy seleccionados, para reserva y gran reserva y, por supuesto, el viñedo singular, de baja producción y muy equilibrados». «Hubo momentos críticos -agregó-, pero estamos contentos».
Tomás Iturriaga, enólogo de la cooperativa San Cebrín, de San Asensio, dejó claro que su localidad y el entorno estuvo marcado por la helada del 2017: «Tuvimos muchísima producción en las zonas bajas, que fueron las que se helaron, mientras que en las altas el rendimiento fue más moderado». «Nos obligó a cambiar la vendimia -añadió- y, si habitualmente cogemos antes las uva de la parte baja, en esta ocasión el proceso se invirtió». Santolaya recordó que San Asensio apenas cogió un 30% de uva en 2017 y que julio fue también «criminal» por las tormentas: «Fue la vendimia del miedo, con mucha agua y en malos momentos, pero al final tenemos vinos agradables en aromas y frescos y, aunque en líneas generales falta algo, también tenemos uva estructurada para vinos buenos».
Y es que pudo ser mucho peor, aunque algo más tranquilas fueron las cosas en La Rioja Oriental. Gorka Etxebarría, de Bodegas Burgo Viejo (Alfaro), recordó que la comarca, tras una primavera muy lluviosa, tuvo un julio y agosto muy secos. «Tanto que hubo gente que comenzó a regar y se complicó el mildiu con los 30 litros que cayeron en septiembre y con el grave riesgo de botrytis». «El que trabajó bien el viñedo -añadió- tuvo muy buen fruto y, en nuestro caso, preferimos vendimiar temprano por seguridad, aun sacrificando algo de madurez por sanidad». En todo caso, el enólogo también se muestra satisfecho: «Tenemos vinos aromáticos y amables en boca, aunque quizá, en general, un poco más justos para la crianza».
Pedro Salguero (Viña Ijalba) trabaja varios viñedos en la comarca de Rioja Media, en el entorno de Logroño, y en la Sonsierra: «Nosotros hemos visto claramente dos vendimias, una que aceleramos un poco por el mildiu y que nos va a dar grandes vinos de calidad, con menos rendimiento tanto en campo como en bodega, y otra más tardía que ha sido incluso más selectiva». Salguero avanzó que «hay antocianos y, en cuanto a IPTs, quizás algo menos pero los taninos no son verdes, por lo que tendremos algo menos de grado y vinos quizá un poco más diluidos aromáticos y frescos».
Pedro Balda, desde San Vicente de la Sonsierra, incidió en la heterogeneidad. «El viñedo regulado de producción no ha tenido problema, pero el no regulado está más limitado en grado... y en todo». Balda recordó que en su pueblo no fue nada fácil y que el 14 de octubre, a la espera del huracán, cayeron 25 litros por metro cuadrado, cuando además una semana antes había caído otros 12 litros: «Entonces 'murió' la vendimia y lo mejor, por supuesto, había que haberlo metido antes en bodega, por lo que el rendimiento del viñedo será diferencial».
Por último, María Jesús Sáez, de Bodegas Beronia, en Ollauri, confirmó también que la helada del 2017 marcó mucho a toda la comarca: «Yo he visto al viticultor tirar muchas uvas y, en líneas generales, hacer un gran trabajo, pero el año ha sido tremendamente difícil; la naturaleza es caprichosa cuando nadie esperaba una brotación tan espectacular...». La enóloga señaló que «los vinos son aromáticamente fabulosos y algo menos de estructura pero no alarmante». «Podría haber sido mucho peor», sentenció.
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