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Un grupo de amigas celebra el final de la jornada con un brindis de con los vinos de Viña Ijalba. Miguel Herreros
Del campo a la mesa
LA CATA

Del campo a la mesa

Bodega Viña Ijalba. Los vinos elegidos para la cata fueron un Ijalba blanco crianza y un Ijalba Cuvée. Dos caldos de diferentes matices que sorprendieron a los jugadores que asistieron a la cita

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Miércoles, 28 de abril 2021, 02:00

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Un poco más de blanco, por favor. Comentaban algunos de los asistentes a la cata, que pudieron disfrutar de dos de los vinos de la bodega Viña Ijalba.

Los elegidos para este momento fueron un Ijlaba blanco crianza y un Ijalba Cuvée. Todo un acierto porque los participantes no dejaban de comentar lo particulares que eran y lo bien que entraban en boca.

El enólogo de la bodega, Pedro Salguedo, se encargó de responder a las preguntas más frecuentes acerca del porqué estos vinos tienen aromas tan característicos y por lo tanto, una personalidad tan marcada que los diferencia del resto.

El enólogo de la bodega, Pedro Salguedo, se encargó de responder a todas las preguntas

El blanco, al que le define su color dorado por su evolución en barrica, tiene aromas golosos en nariz, «que se los aporta el tempranillo blanco». Además, «la maturana blanca suma una tonalidad verdosa a ese dorado y también consigue darle un punto ácido muy agradable». Sin embargo, «la viura, es la que lleva un poco el equilibrio del vino», comentaba Salguedo.

El resultado es un vino que no se hace pesado y que es ágil en la boca. «No es un vino de postre que se hace pesado, ni tampoco un vino con el que se suele acompañar el pescado, sino que es más versátil a todos los platos. «Por ejemplo ahora queda muy bien con las verduras de temporada y con las cremas», aseguraba mientras se saciaba la curiosidad de los presentes al conocer el secreto de este caldo que tanto furor causó entre las mesas.

Después se dio paso al Cuvée, un vino «muy personal» elaborado con un 70% de tempranillo, un 20% de graciano y un 10% maturana tinta. Reposa diez meses en barrica, lo que le aporta la crianza justa para hacerlo un vino muy moderno y diferente. Además, posee taninos muy agradables con recuerdos a frutas maduras y especias. «El graciano consigue darle esos matices ahumados e incluso mentolados», añadió el enólogo.

Su color, es un granate intenso y en boca es muy sabroso. Sus aromas, que se perciben con alta intensidad, se relacionan con frutos del bosque maduros. También desprende notas tostadas y hierbas aromáticas.

Tras la degustación de los vinos que se acompañaban con unos pinchos que iban sacando a cada participante, Marisol Ruiz Ijalba, quiso decir unas palabras antes de que se terminara la jornada. «Gracias a toda la organización y patrocinadores porque sin vosotros esto no tiene sentido», arrancó durante su discurso. «Gracias por juntar el golf y el vino, que creo que es algo que en La Rioja nos aporta mucho», concluyó.

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