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lomejordelvino
Martes, 19 de septiembre 2023, 11:30
Marzo de 1518. Un pintor, escultor y arquitecto manda a su criado (o criada, eso no lo sabemos) a la compra. Quiere suficientes viandas para tres comidas, así que la lista de viandas es larga.
Para no fiarse de la memoria ante tan larga comanda, mejor es hacer una lista, ¿no? Pero el comandado sería muy probablemente analfabeto (que era lo común en la época), así que nuestro pintor aprovechó para ilustrar su lista con pequeños pero magníficos bocetos de lo que quería.
Michelangelo Buonarroti, (pues él era el maestro que encargaba las viandas) tenía buen gusto y, aunque no nos lo parezca a primera vista según nuestros estándares, comía bien, incluso noblemente.
En la lista no hay carne, y por la fecha es muy probable que estuviera en Cuaresma. Pero hay arenques, hinojo, ensalada, anchoas. Pan (según para qué comida, dos, cuatro o seis piezas).
Y vino, mucho vino, repetido en cada una de las tres comidas, (o cenas) para las que se destinaba la comanda. Miguel Ángel traza con exquisitez tres jarras grandes y una más pequeña.
El manuscrito está conservado en el museo Casa Buonarrotti de Florencia, y su mera existencia es bastante milagrosa. Como artista bien consciente de su grandeza (y de la imagen que quería dejar de ella a la posteridad) Miguel Ángel realizó varias quemas masivas de sus bocetos y documentos privados.
Pero esta lista pervivió. Y con ella, una pequeña ventana a la intimidad de uno de los mayores artistas de a historia, capaces de dignificar, probablemente sin ser consciente de ello, hasta lo más cotidiano
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