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¿El vino ecológico es más caro y hay que perdonarle la vida?

Imagen de un viñedo ecológico y dos viticultores.
Imagen de un viñedo ecológico y dos viticultores. / AFP
  • El enólogo argumenta la vinculación del productor ecológico con la tierra y defiende la calidad, sin sobreprecio, y el compromiso de estos vinos

  • El profesor Palacios desmonta prejuicios sobre los ecovinos en su serie 'Mitos y leyendas'

Cuántas veces habrá que reincidir que el producto ecológico no tiene nada que ver con la imagen que muchos tienen de la manzana manchada con la cabeza del gusano asomando y que encima es más cara que la tradicional, que se muestra siempre brillante y bien gordita. Compartiendo radio con un productor riojano de vino 'eco' y tradicional, nos comentaba que muchos «enoturistas» rechazaban el ecológico e imploraban un buen trago de vino, pero del otro.

Pues bien, aprovechando estas líneas trataré de presentar algunas razones para desmotar este falso mito. Para empezar, España no solo tiene la mayor superficie de viñedo a nivel mundial, sino que además es un país con unas condiciones climáticas óptimas para que gran parte de su viñedo goce del concepto ecológico en el amplio sentido del término: esté o no amparado por los organismos acreditadores. Se trata entonces de una ventaja competitiva que disminuye drásticamente el riesgo del fracaso en el tema de producción eco.

Por otra parte, a partir de un panorama más detallado del enfoque y la intención de la agricultura ecológica, se deduce el siguiente principio: «producir suficientes cantidades de uvas y vino de alta calidad, trabajando compatiblemente con los ciclos naturales y los sistemas vivos a través del suelo, las plantas y los animales, reconociendo el amplio impacto social y ecológico dentro del sistema de elaboración, vinos socialmente justos. Los vinos ecológicos deben ser además seguros para la salud». Al menos a priori, parece que las intenciones 'eco' son buenas y comprometidas, sobre todo con el consumidor. No se puede asegurar de forma determinante, pero sí apostar por el reconocimiento de los vinos ecológicos como vinos de alta calidad sensorial, ya que son muy auténticos, singulares y tienen muy marcado el carácter «terroir» al estar muy expuestos a las condiciones de su medio ambiente, tanto a nivel de clima como de suelo, ya que la planta debe reaccionar en consecuencia a su entorno por sí misma y con sus propios recursos metabólicos y defensivos, lo que sin duda afecta a los matices de la uva y del vino.

Por otra parte, los vinos ecológicos son sistemáticamente analizados por terceros, por lo que sus compromisos son verificables. Así, cuando están certificados y aparecen con el sello 'eco' en su etiqueta, son percibidos como productos fiables.

Respecto a la segunda parte del mito, los vinos ecológicos no tienen por qué ser necesariamente más caros. En España, los productores de vinos ecológico forman un tejido empresarial de pequeñas bodegas, casi todas ellas familiares, soportando costes elevados que deben repercutírselos en el valor del producto final, pero como la gran mayoría de empresas de tamaño equivalente. La propia producción de uva y vino ecológico supone grandes esfuerzos a nivel de trabajo y debe asumir ciertos riesgos y estos son aspectos macroeconómicos importantes a tener en cuenta.

En la actualidad, los eco-productores no son ya cuatro hippies que se reúnen en la bodega para practicar sus ritos de comunión con la tierra, sino que abundan los emprendedores y empresarios que conocen su trabajo, invierten en el ecosistema y buscan beneficios en el fruto de su esfuerzo. En este marco, es necesario un reajuste para ser competitivos, por lo que los precios no son ya un problema para optar al vino ecológico.

Además, algo está sucediendo, grandes bodegas españolas han comenzado a comercializar su productos «eco», llenos de mimo y elaborados con las tecnologías más competitivas, lo que abrirá aún mas la oferta, adecuándose a todos los bolsillos y nichos de mercado.

Ya no es excusa entonces. El ecovino está rico y al alcance de cualquiera, no es necesario pertenecer a ninguna sigla ni comulgar con razón política ni tendencia de pensamiento. Los elaboradores de vino ecológico trabajan duro para que disfrutemos todos de su entusiasmo y devoción con lo que hacen, sobran los falsos prejuicios.