lomejordelvinoderioja

Culto a los grandes del 64 en la City

Carlos Echapresto en el interior de su bodega  de Venta Moncalvillo, en Daroca de Rioja.
Carlos Echapresto en el interior de su bodega de Venta Moncalvillo, en Daroca de Rioja. / JUSTO RODRÍGUEZ
  • Entre los asistentes al evento destaca Jancis Robinson, columnista de 'Financial Times' y asesora personal de la bodega de la reina Isabel II

  • Carlos Echapresto dirige hoy una cata con siete históricos del Rioja ante cincuenta periodistas en Londres

Carlos Echapresto va a protagonizar hoy en Londres, junto la actual presidenta del prestigioso Institute of Masters of Wine, Sarah Jane Evans, una cata extraordinaria organizada por el CRDOCa Rioja con siete vinos de una de las añadas más prestigiosas del Rioja, la mítica de 1964, la que se dice y asegura que fue la mejor del siglo XX y posiblemente una de las importantes de la historia del Rioja.

El sumiller de Venta Moncalvillo explica que la cata va a tener un nivel extraordinario: «Es una oportunidad única para demostrar la calidad y la profundidad de estos Riojas históricos ante uno de los mercados más importante de nuestra Denominación de Origen y con prescriptores de primerísima fila». No en vano, los asistentes a la cata lo compondrán un grupo selecto con los periodistas más influyentes de Londres, entre ellos los críticos de 'The Times', 'The Guardian', e incluso Jancis Robinson, que además de ser Master of Wine, escribe una columna semanal en el 'Financial Times' y es la periodista enológica británica más influyente en esta materia en el Reino Unido, no en vano es consejera de vinos para la bodega de la mismísma reina Isabel II.

Echapresto explica que Sarah Jane Evans, que dirigirá la cata, es una apasionada de los vinos españoles y además de ser la presidenta del 'Master of Wine', es presidenta del jurado sobre vinos españoles en 'Decanter World Wine Awards' y responsable, entre otros muchos cargos, de la sección de vinos de España de 'Hugh Johnson Wine Guide'.

Para Carlos Echapresto esta cata es única por todo lo que la rodea y por la magnífica expresión de los vinos participantes: «1964 fue un año sencillamente memorable. Y curiosamente se unió la calidad con la cantidad. Se llegó a un volumen de 135 millones de litros, cuando la media en esa década fue tan sólo de 90 a 100. La lluvia caída fue de 425 litros por metro cuadrado; es decir, que aunque fue poca, la mayor parte cayó en julio y agosto. Se dieron todas las circunstancias para que se produjera un verdadero milagro», remata un sumiller fascinado por la experiencia que va a vivir esta mañana en el corazon de la City.