logroño. El daño se fraguó durante las últimas horas de la madrugada del viernes. Las consecuencias, previsibles para quienes durmieron (no fueron pocos) pendientes del termómetro, se constataron en la mañana de ayer. Cerca de dos horas -más en algunas zonas- con las temperaturas en negativo fueron suficientes para poner en jaque buena parte de la producción de los viñedos de La Rioja Alta, Rioja Alavesa y, en menor medida, de la zona media de la región. En La Rioja Baja, salvo una zona del Alhama-Linares, no hubo heladas, pero muchos se mostraban preocupados por lo que pudiera pasar durante esta última noche.
La helada se cebó especialmente con La Rioja Alta, en un área que afectaría, empezando por Haro, a todos los municipios incluidos en el triángulo imaginario entre la ciudad jarrera, Badarán y Fuenmayor. Especialmente intensa fue en Haro, Cihuri, Casalarreina, Briñas y Sajazarra además de en el entorno de Nájera. En Cenicero, Fuenmayor y Navarrete los principales daños se registraron en viñedos situados en zonas bajas. Además, las vides y frutales de los términos municipales de Albelda, Alberite, Nalda y, sobre todo Entrena (perales y frutales de hueso), sufrieron daños.
Al otro lado del Ebro, en Rioja Alavesa, el escenario también fue desolador. Salvando la zona de Oyón, la helada fue intensa en los viñedos, sobre todo, de Baños de Ebro, Leza, Elciego y Villabuena. A primera hora de la mañana, muchos viticultores activaban su sistemas de riego esperando que el agua paliara, al menos en parte, el sufrimiento de vides que ya presentaban sus hojas totalmente 'quemadas'.
Calcular ahora los daños es precipitado, vienen a coincidir todos los actores del sector en La Rioja. Desde el Consejo Regulador -«Hay que ver cómo evoluciona para poder analizar los daños que realmente hay», apuntaba Pablo Franco, jefe de los Servicios Técnicos-, hasta las organizaciones agrarias: «Es una helada tardía en un viñedo avanzado. Si hubiera sido antes se podría recuperar más», decían desde UAGR; «Ha sido fortísima y la superficie es muy amplia», apuntaba José Antonio Torrecilla (ARAG-ASAJA).
Goyo Gordaliza, asesor de la consultora DeViñas, era más pesimista tras su recorrido por La Rioja Alta. «Está todo arrasado. El daño será del 90 por ciento. No he visto una cosa así en mi vida». El ingeniero agrónomo Julián Palacios, de Viticultura Viva, reducía los daños, pero hablaba de parcelas «afectadas al cien por cien». «Es pronto para hacer una valoración, pero podríamos estar hablando de un daño del 50 por ciento de media en la zona afectada». El escenario que Antonio Remesal describía desde la Casa del Vino de Laguardia también era desolador. «El daño ha sido muy grande, terrible y va a ser imposible recuperar la cosecha. El brote se ha muerto y el racimo también».
El problema, coincidían los técnicos, es que la sequía y el calor aceleraron la evolución de la viña, que llevaba un 'adelanto de 15 o 20 días', y la helada ha acabado con todos los brotes. La consecuencia más directa será una merma de la producción, si bien su intensidad está aún por cuantificar. «No se puede evaluar aún el daño sufrido y la planta tienen gran capacidad de recuperación», decía, más optimista, el bodeguero Juan Carlos Sancha, que recordaba que la histórica helada de 1999 -«más dañina que ésta y que afectó a toda La Rioja»- supuso sólo un descenso del 26% de la producción respecto a la cosecha anterior. En eso, en que habrá merma de producción, hay unanimidad a la espera de concretar su intensidad. Ahora toca esperar para ver cómo evolucionan las cepas afectadas y, sobre todo, la evolución de las yemas secundarias que, aunque con una producción menor, «serán las que den sustento vegetativo a la planta», explicaba Gordaliza, que confiaba en que las lluvias anunciadas para hoy y mañana puedan mitigar un poco el daño.
Aproximadamente la mitad del viñedo riojano, informaron desde Agricultura, está asegurado esta campaña. De las 23.554 hectáreas con seguro el 96,21% tenía contratada la cobertura para heladas.
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